Una joven terrassense de 17 años ha conseguido lo que ni las campañas institucionales han conseguido, convencer a un monstruo como Inditex de que retire de sus escaparates unos maniquíes que exhibían su extremada delgadez en la tienda Lefties de Terrassa. La joven, promovió una campaña a través de la web change.org ha conseguido más de 111 mil firmas y a los cinco días (empezó el 28 de noviembre), la todopoderosa Inditex, anunció que los maniquíes serían inmediatamente substituidos y a modo de disculpa, dijo en un comunicado que se trataba de maniquíes antiguos que en ningún caso iban a ser nuevamente utilizados.
Se ha escrito mucho en torno a los cánones de belleza que las grandes multinacionales de la moda imponen a través de su ropa, como su cualquier adolescente tuviese la obligación de meterse en una talla 38 para poder salir a la calle, lo mismo a través de la presentación de sus colecciones, como en la publicidad que de ellas realizan, como a través de sus escaparates. El hecho de que todavía hoy nos encontremos con situaciones como la que ha evitado la joven Ana Riera, nos muestra, por una parte que queda mucho por hacer y por otra, que no hay que menospreciar la acción y la iniciativa de una persona concienciada y comprometida.
El señor de la furgoneta
Siguiendo con acciones anónimas, ayer tuvo lugar un episodio digno de destacar a pesar de que pueda parecer intranscendente. Una pareja discutía agriamente en torno al Parc dels Catalans. El tono iba subiendo hacia amenazador y de pronto, un señor que conducía una furgoneta frenó en seco, se bajó del vehículo y se encaró con la parte masculina de la discusión. Ambos se enzarzaron en una pelea dialéctica que no fue a más y cuando se iba, por la ventanilla, le dijo a la mujer: "Nunca te dejes pegar por ningún hombre". La cosa no fue a más, pero se trata de destacar la acción de una persona que no dudó en impedir lo que consideró que eran los prolegómenos de una agresión. Se habla siempre de la falta de concienciación para con la violencia machista; sirva el ejemplo del señor de la furgoneta para ilustrar que algo puede estar cambiando y que aunque queda mucho camino, quizás no todo esté perdido.