Opinió

Prórroga 

María Sirvent, la concejal de la CUP, dijo el jueves en el pleno la palabra clave en relación con el modelo de la gestión del agua en Terrassa y la conclusión de la concesión del servicio a Mina de Terrassa: prórroga. La actual concesionaria deberá prorrogar su gestión durante algún tiempo porque a pesar de que se sabe desde hace 75 años que la concesión concluía a finales de 2016, no va a dar tiempo a una transición pacífica, ni siquiera a una transición. Se habla de falta de información por parte de la empresa y cuando se dice seguro que la acusación tendrá fundamento, por lo tanto, que se le requiera, como dijo el alcalde en el pleno, aunque tenga que ser a través de los tribunales.

Pero además, se debería hablar también de falta de previsión e incluso pedir también explicaciones al Ayuntamiento de lo que se ha hecho, de cómo se ha planificado el fin de la concesión del suministro a Mina, de los estudios jurídicos que se han encargado, etcétera. Alguien, en algún momento, debe responsabilizarse de la situación a la que hemos llegado, porque la ciudad está a un paso del ridículo. Y dicho esto, María Sirvent, la benjamina del pleno, volvió a dar una nota de coherencia: si la prórroga es inevitable, que se hagan las cosas bien hechas, que se estudie la situación, que se exija la información que se precise y que se tome la decisión que más convenga a la ciudad. Quizás a la concejal de la CUP le faltó una segunda palabra clave: tribunales. Que a nadie le quepa duda, el agua de Terrassa acabará en los juzgados.

Bochorno

En el pleno del jueves hubo momentos de un cierto bochorno: la explicación del teniente de alcalde Miquel Sàmper sobre si pertenecemos o no a la AMI (todavía no sabemos si sí o si no); la patinada monumental de Amadeu Aguado cuando, siendo concejal de comercio, no sabía que Bon Preu ha pedido permiso para un súper en la calle del Portal Nou y por último la moción de Ciutadans, aprobada, para retirar el nombre de Jordi Pujol de tres placas de la ciudad. Sin entrar en el fondo de la cuestión, es sencillamente impresentable que Ciutadans se atreva a proponer una moción así cuando se abstiene en otros ayuntamientos de España en votaciones sobre la retirada de monumentos, símbolos o condecoraciones franquistas y su líder, Albert Rivera, se pronuncia equidistante buscando votos en la derecha más rancia. Más grave es que partidos como PSC o Convergència, sí Convergència, caigan en el juego como auténticos pardillos. De la segunda parte de la moción, que no fue aprobada, sólo decir que era vergonzosamente ridícula.

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