La irrupción de más y nuevas formaciones en el pleno ha enriquecido el debate político, alterado el juego de las mayorías y convertido los plenos municipales en auténticos maratones. La sesión plenaria de noviembre duró la friolera de 8 horas, finalizando bien entrada la madrugada. Trece dictámenes, dos intervenciones populares y veinte propuestas de resolución fueron las responsables, aunque a última hora ocho de esas mociones fueron retiradas o bien aparcadas para futuros debates. La eternización del debate llevó el jueves al alcalde a parar la sesión superada la media noche para que los portavoces pactaran si se agotaba el orden del dia o bien se interumpía la sesión. Después de un intenso debate, los políticos acordaron retirar alguna propuesta, continuar y reducir los debates a una ronda de intervenciones.
Debate y conciliación
Entre los concejales, (y entre el público, los funcionarios y los periodistas) , la sensación de que será necesario poner coto a la duración de los plenos, en favor de la frescura del debate y la conciliación.
Durante la larga sesión también se abordó la imprescindible revisión del Reglamento Orgánico Municipal, pendiente desde hace años. Las quejas llegaron de los colectivos del turno de participación ciudadana. Tuvieron que recurrir a otras entidades que hicieran de “pantalla” en la solicitud del turno. Partidos y entidades también piden que el ejecutivo responde a la interpelación de las entidades que acuden al pleno, cosa que no ocurre con el actual reglamento.