El titular de Economía de la Generalitat, Andreu Mas-Colell, uno de los consellers con más peso dentro del Govern, considera inaceptables las condiciones que impone la CUP para la investidura del nuevo presidente catalán y ya especula con unas elecciones anticipadas en marzo.
En un artículo en el diario Ara titulado “No asfixiemos el proceso”, Mas-Colell carga con una contundencia insólita contra la CUP, con la que Junts pel Sí (JxS) mantiene conversaciones, hasta ahora infructuosas, para poder investir al nuevo president.
Después de que esta semana el ‘no’ de la CUP, sumado al del resto de la oposición, haya frustrado la investidura de Artur Mas, Mas-Colell reprocha a los diez diputados de la izquierda independentista y antisistema su “inmadurez parlamentaria”, al bloquear la formación del nuevo gobierno y pretender “condicionar a fondo” su programa político.
“De la CUP podemos aceptar dos votos para la investidura de Artur Mas como presidente, pero no sus condiciones”, advierte el conseller, en alusión a los dos votos a favor y las ocho abstenciones que se necesitan de la formación anticapitalista para alcanzar, con los 62 diputados de JxS, la mayoría simple.
Si se llega al 10 de enero sin un acuerdo que haga posible la investidura, Cataluña se verá automáticamente abocada a unas nuevas elecciones en marzo.
“Si es así estoy convencido de que el presidente Mas sabrá explicar en la nueva campaña electoral dónde estamos y por qué, y que los catalanes sabrán decidir, con sabiduría, qué liderazgo quieren para el proceso”, razona.
En su artículo, Mas-Colell denuncia además que la CUP consiguió “gratis” que JxS avalara en el Parlament la declaración de inicio del proceso hacia la independencia, ha forzado a Mas a definir una estructura de gobierno coral como pedían los anticapitalistas y le ha arrancado el compromiso de someterse a una cuestión de confianza en septiembre, pero ni así han aceptado investirlo como president.
Además, ponen sobre la mesa 53 condiciones programáticas con la pretensión de “liquidar el liderazgo” de Mas y “controlar externamente” el Govern.
Para Mas-Colell, “el tipo de corresponsabilización a la que la CUP parece aspirar tendría efectos muy negativos sobre el proceso”, porque aspira a acelerar el proceso cuando lo que se necesita es “cautela y mucha atención en el mantenimiento de grandes mayorías alineadas con el proceso”.
Ante un poder de decisión tan grande en manos de un “partido anticapitalista de extrema izquierda”, a su juicio, “el apoyo al proceso por parte de sectores de las clases medias se puede erosionar”.
Asociarse a una formación “euroescéptica y antieuro” como la CUP, concluye Mas-Colell, hace “daño” al proceso soberanista “en el frente europeo e internacional”