Terrassa

Terrassa registra al día una media de casi 1,5 robos con fuerza en viviendas

La irrupción de los escaladores en el panorama ha supuesto la entrada de una nueva tipología delictiva en el trabajo policial, un problema añadido que, empero, se antoja eventual. La palma en los procedimientos de robos con fuerza en viviendas se la lleva, se la llevaba al menos hasta que entraron en escena los “alpinistas”, el forzamiento de puertas desde el rellano. Este método es el utilizado por los delincuentes en el 80 por ciento de las decenas de asaltos perpetradas al mes en Terrassa. Aquí se registran algo más de cuarenta robos al mes, una media de casi 1,5 al día, proporción que, aunque parezca extraño, es inferior a la de otras localidades catalanas con menos habitantes, e inferior a la cifra de hechos cometidos el año pasado. El “bumping” y el “pico de loro”, la llave maestra y el alicate, son las herramientas preferidas por los ladrones que revientan cerraduras.

El método del “bumping” casi no deja marcas, por lo que muchas víctimas no aprecian los signos de forzamiento antes de abrir la puerta de casa. Pasaba lo mismo cuando primaba el modus operandi del resbalón, el de la radiografía, utilizado por los ladrones que introducían un plástico rígido entre la cerradura y la rendija del marco para hacer saltar la lengüeta. Este método, sin embargo, parece haber caído en el olvido por la concienciación de los moradores a la hora de echar la llave al salir del hogar. El sofisticado “bumping” hace estragos en muchos sitios. Lo ejecutan especialistas, casi siempre extranjeros, y consiste en el uso de una llave maestra que los cacos meten en la cerradura para, a continuación, golpearla y realizar giros que abren la puerta. En muchas ocasiones la cerradura queda maltrecha.

Otro método en boga: el “pico de loro”. Con esa herramienta, como una tenaza, los malhechores hacen presión sobre la cerradura una vez han retirado los embellecedores para abrir más espacio. Y así, presionando, la rompen. El expeditivo procedimiento de la palanca, más rudo, más antiguo y más ruidoso, se sigue empleando, pero menos que años atrás.

Los asaltacasas vigilan y rara vez entran en domicilios si hay alguien dentro. ¿Cómo se cercioran de ello? Además de llamar al timbre, usan otros sistemas más imaginativos: los marcadores. Se trata, por ejemplo, de finos trozos de plástico transparente que instalan en las rendijas de las puertas. Cuando el morador de la vivienda entra, el plástico cae, pero es muy difícil verlo en el suelo. Los ladrones sí lo ven, y si el fragmento colocado no está en su sitio es que alguien ha entrado y/o salido de la casa vigilada. Terreno prohibido.

Otros “chivatos” son las bolas de papel minúsculas que los delincuentes introducen en cerraduras de ojo amplio. La llave entra y sale sin problema, pero hace caer las bolas y si éstas no están, los ladrones saben que no tienen vía libre. Sí la tienen, por el contrario, cuando los papeles continúan en su sitio. Los Mossos d’Esquadra, sin embargo, no han detectado la utilización de esos “chivatos” recientemente en Terrassa, pero recomiendan a quienes los encuentren que no toquen nada y adviertan de inmediato a la policía.

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