Hubo semanas de calma, pero pudo ser un espejismo, una tregua. Han aparecido otra vez trampas para perros en la plaza de Lluís Companys. Esta vez no han sido pedazos de embutido con clavos o agujas dentro, sino trozos de carne rellenos de vidrios.
Los encontraron usuarios de la plaza el domingo por la tarde, y de inmediato lo dieron a conocer a través de las redes sociales para que los dueños de canes no bajen la guardia. La Policía Municipal supo del hallazgo.
A finales de septiembre, usuarios del parque y vecinos del sector se reunieron con el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, en la misma plaza. La indignación se había extendido tras la localización de las trampas, y Ballart había recogido el guante tras saber del asunto. Allí estaba, con concejales y responsables policiales, para intentar dar con una solución, y se comprometió a que operarios de Eco-equip realizasen una limpieza profunda de la plaza y a que la Policía Municipal llevase a cabo una vigilancia intensiva.
Los dos compromisos se cumplieron, y durante varios días no aparecieron más señuelos dañinos en Lluís Companys. Hasta el domingo, cuando fueron hallados los pedazos de carne con cristales hechos trizas.