No era gas, era disolvente. Lo supieron los servicios de emergencias que se presentaron el viernes por la tarde, a las 8.20, en un bloque de pisos de la avenida de Madrid porque alguien había alertado de un fuerte olor a gas. Posiblemente había un escape. Fue una falsa alarma: a la moradora de un piso se le había reventado horas antes una botella de aguarrás.