Entre el torrente de la Grípia (un poco más allá de la estación de Terrassa Est, al final de la calle de Ciudad Real) hasta el de Ribatallada, en la confluencia de los términos de Terrassa, Sabadell, Matadepera y Castellar del Vallès, existe un amplio espacio con unos valores naturales poco conocidos, donde aún se practica la agricultura y sobreviven algunas masías, que comparten la zona con el Hospital de Terrassa, el antiguo sanatorio de Torrebonica, el Real Club de Golf el Prat y, algo más al norte, Mossèn Homs. Es una extensión de terreno por la que muchos ciudadanos suelen correr, sacar el perro o recorrer a pie, en bicicleta o en moto (y también una ruta hípica habitual), pero sus características naturales, culturales e históricas resultan poco conocidas, y la Associació per la Defensa i l’Estudi de la Natura (Adenc) cree que, además, es un espacio "muy degradado, dejado por las administraciones, que no le han dado una personalidad de usos, pero que tiene un valor, señala su portavoz, Adelaida Clavaguera.
De ahí la voluntad de la entidad ecologista vallesana de emprender acciones de valoración que cambien la percepción y la política de este espacio. La primera fue la ruta a pie, de cinco horas de duración, que organizó el domingo, guiada por el geógrafo Josep Germain.
El Adenc quiere desarrollar "un proyecto de custodia" del espacio, conjunto con entidades de todos los municipios. La necesidad más urgente: "ponerle un nombre, con el que podamos reivindicarlo y que empiece a ser valorado; que indique que la Grípia también es el inicio de un lugar muy interesante".
Después, se trataría de concretar propuestas de uso y gestión. "En Europa Central, esto sería un parque, o tendría una consideración. Queremos que no se pierda."
"No es dinero, sino voluntad"
También Josep Germain cree que la zona "está dejada y no gestionada correctamente. El plan de ordenación urbanístico municipal indica que en este espacio debe hacerse el ‘Parc Territorial de la Grípica i la Betzuca’, pero no está hecho ni se sabe lo que ello significa exactamente". Además, "parece que, cuando no saben donde hacer algo, lo ponen aquí: naves de autobuses municipales, la perrera, un bloque de pisos de conservación de carreteras, un edificio de la UPC…".
Para Germain, el tema no es "problema de dinero, sino de voluntad". Los pisos cercanos a la estación de Terrassa Est se vendían con el reclamo de su cercanía a los bosques. "Una parte de su precio podría destinarse al mantenimiento de esos bosques. También así lo valoraba el comprador. Si te comes un trozo de naturaleza, has de contribuir a mantener lo que queda".