Al menos 42 personas murieron hoy en una colisión entre un autobús y un camión que tuvo lugar en una carretera secundaria cercana a Burdeos, en el suroeste de Francia, indicó la Prefectura de Gironda.
Otras cuatro personas sufren heridas graves, dos con traumatismos craneales y otras dos con importantes heridas, por lo que han sido trasladados al hospital de Burdeos, indicó el prefecto, Pierre Dartout.
El accidente se produjo en torno a las 07.30 horas (05.30 GMT) en una sinuosa carretera, la D17, que atraviesa la región vitivinícola de Saint-Emilion.
Según el alcalde de Libourne, Xabier Sublett, el camión, que transportaba madera, había perdido el control y se encontraba en medio de la vía cuando el autobús, en una zona de poca visibilidad, le percutió.
El conductor del autobús, que no ha fallecido, trató de evitar la colisión, pero al ver que era imposible abrió las puertas del mismo para facilitar la evacuación de los pasajeros, agregó.
Pero el choque provocó una importante deflagración que incendió ambos vehículos.
Solo ocho de los 49 pasajeros del autobús pudieron abandonarlo, mientras que el resto perecieron en las llamas, al igual que el conductor del camión.
El autobús había partido minutos antes de la pequeña localidad de Petit-Palais, de menos de 800 habitantes, cuyo club de la tercera edad había organizado una excursión a Arzacq, en el vecino departamento de Bearn.
El diputado ecologista de la región Noel Mamere aseguró a la radio France Info que el lugar en el que se produjo el accidente es una curva con “la visibilidad muy reducida” y que había registrado más accidentes, lo que había llevado a las autoridades locales a solicitar reformas.
Se trata del peor accidente de circulación en Francia desde que en julio de 1982 un autobús que transportaba a escolares chocó en una autopista cerca de Baume, en el centro del país, provocando 53 muertes, 44 de ellos niños.
El primer ministro, Manuel Valls, y el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, viajan al lugar de los hechos, donde unos 60 agentes trabajan para rescatar a las víctimas, según la Prefectura.
Desde Grecia, donde se encuentra de viaje oficial, el presidente, François Hollande, dijo estar “sumido en la tristeza” y señaló que el Gobierno está “plenamente movilizado” por el drama.
En un comunicado, Hollande se comprometió a aclarar las circunstancias del “terrible accidente”, al tiempo que prometió la solidaridad de la nación con los afectados.
Casi 200 gendarmes se encuentran en la zona para ayudar a las víctimas y para comenzar la investigación, encargada a la Fiscalía de Libourne.