La tasa de residuos subirá este año un cinco por ciento. La cifra es muy elevada si tenemos en cuenta el IPC y el ritmo de crecimiento de otras tasas e impuestos. Pero el problema, como se temía y como ya anunció el teniente de alcalde Alfredo Vega el pasado miércoles es que el cinco por ciento de este año es sólo el inicio de una escalada que tendrá continuidad en años venideros.
Ya decíamos esta misma semana que el Ayuntamiento deberá explicar muy bien el por qué de este aumento y la cuestión está en conocer hasta qué punto deberá aumentar el popular recibo de la basura .
La esencia es clara, el tratamiento de los residuos es muy caro y alguien lo tendrá que pagar. La ecuación acaba en el ciudadano, productor del residuo aunque no ha participado en la elección del sistema de gestión que debe pagar. En cualquier caso, todos estamos de acuerdo en que un tratamiento sostenible de los residuos urbanos es imprescindible y eso cuesta dinero. Minimizar el gasto es responsabilidad tanto del ciudadano como de la propia administración. Lo fácil es aplicar directamente el coste del servicio al recibo, lo difícil es intentar que eso no sea matemáticamente así. El tratamiento moderno de los residuos se centra fundamentalmente en la reutilización, el reciclaje, recuperación energética y vertido controlado. Y antes de esos cuatro estadios de la gestión está la prevención o minimización, probablemente la clave de todo ello.
Decíamos anteriormente que el ciudadano es también responsable de la reducción del gasto realizando una selección de los residuos y utilizando disciplinadamente los contenedores adecuados.
No es difícil encontrarse con reacciones negativas en ciudadanos que deciden no seleccionar y utilizar únicamente el contenedor del resto o aún peor, cualquiera de los demás, porque ya pagan un impuesto demasiado elevado como para encima “tener que trabajar nosotros”. Es cierto que el ciudadano debe contribuir a que el recibo no sea tan caro, pero también debe, por una parte, recibir un servicio adecuado, ser objeto de la sensibilización adecuada y sobre todo facilidades para esa selección domiciliaria que debe empezar por los propios productos que se consumen. En ese sentido deben saber que la selección tiene sentido y que desde la administración se fomenta la reciclabilidad en los productos de consumo a través de acuerdos con los sectores productivos implicados. De todos modos, si la basura va a subir un cinco por ciento por año durante varios años, habrá que explicarlo muy bien.