El consejero delegado de Banc Sabadell, Jaume Guardiola, se mostró ayer convencido de que "tarde o temprano" se producirá una nueva oleada de concentración bancaria en España para que las entidades puedan aumentar su rentabilidad, aunque no prevé que ocurra de manera "muy inmediata". Guardiola analizó la actual situación del sistema financiero español durante un seminario que ha impartido en Barcelona organizado por el Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya (CTESC).
"Se habla de una nueva oleada de concentración bancaria, necesaria no como consecuencia de una crisis, como la que acabamos de vivir en el pasado, sino para obtener los beneficios de una economía de escala", subrayó el ejecutivo de Banc Sabadell, la cuarta entidad bancaria española.
Pese a dar casi por hecho que se producirá esta nueva concentración, Guardiola descartó que vaya a tener lugar de manera "muy inmediata", entre otras razones por las objeciones que puedan poner las entidades de tamaño mediano.
El consejero delegado de Banc Sabadell admitió que las fusiones, absorciones o alianzas son, hoy por hoy, unas de las pocas maneras de conseguir aumentar la rentabilidad de los bancos, afectados por los bajos tipos de interés, además de la apuesta por la internacionalización, camino por el que ha optado su entidad.
Con la reestructuración del sistema financiero provocada por la crisis, la capacidad bancaria instalada se ha reducido en un 25%, respecto a los empleados, y en un 31%, respecto a las oficinas, en comparación con el máximo histórico, según los datos que proporcionó Guardiola, que cree que "aún hay margen" para que ambos porcentajes caigan más.
Tecnología
"Habrá más ajustes de oficinas por la necesidad de reducir los costes para ser más rentables y por el cambio de paradigma del usuario de la banca, que ya no pasa tanto por la oficina y se inclina más por las nuevas tecnologías", subrayó.
Respecto al proceso que se sigue en Europa para conseguir la unión bancaria, Guardiola alertó de que un exceso de regulación y de supervisión puede acabar produciendo "un corsé" en las entidades bancarias que provoque el efecto contrario al que se persigue, dificultando el crédito.
