Las cifras defensivas del Terrassa FC en este comienzo de temporada están batiendo récords negativos en la historia del club egarense. Los 16 goles encajados en las ocho jornadas que se han disputado constituyen el peor registro en 55 años en un inicio de campeonato, lo que da una idea del problema que arrastra en estos momentos el conjunto de David Pirri. Para encontrar un precedente peor al balance actual hay que remontarse a la temporada 60-61, en Segunda División, ejercicio en el que los egarenses recibieron 19 goles en las ocho jornadas iniciales del campeonato. Aquel año el Terrassa acabó la Liga de 16 equipos (30 partidos) con 60 goles en contra y descendió a Tercera División como último clasificado. En el campeonato posterior, correspondiente a la temporada 61-62, el Terrassa recibió 16 goles, la misma cifra actual.
Las similitudes entre la temporada 60-61 y la actual son notables. En ambos casos se da un desequilibrio apreciable entre los goles marcados y los recibidos. En la 60-61 el Terrassa anotó 9 goles en ocho partidos y encajó 19. Ahora el balance es de seis goles a favor y 16 en contra. Es decir, en los dos casos se produce un balance negativo de menos diez goles. La principal diferencia entre una y otra circunstancia hace referencia a la regularidad. Si en el ejercicio actual el Terrassa ha mantenido su portería a cero en tres oportunidades, además de forma consecutiva, en la temporada 60-61 no lo hizo en ninguna oportunidad. Y encajó dos goleadas notables, una en el campo del Pontevedra (6-2) y otra en el de Osasuna (4-0).
Un año semejante
En la temporada 61-62 también se produce una situación similar a la actual, dado que el Terrassa recibió en las ocho primeras jornadas un total de 16 goles, igual que este año. Por el contrario, en aquella ocasión anotó 14. Dejó dos veces su marco imbatido y las principales goleadas que encajó fueron un 5-4 en Granollers, un 4-2 en Sant Feliu de Gúixols y un 3-1 en el campo de la Gramenet.
Uno de los datos que llama la atención es que en esos 55 años los datos defensivos del equipo han sido mejores a los actuales incluso en los años en que se ha producido un descenso de categoría. La última vez que el Terrassa descendió fue en la campaña 2009-10, en Segunda División “B”. Fue un año nefasto, repleto de récords negativos. Pero, aún así, en las ocho primeras jornadas el equipo había encajado 12 goles, cuatro menos que en la actualidad. En la 2004-05, cuando baja de Segunda “A”, el Terrassa firmaba un balance de ocho goles recibidos en las ocho primeras jornadas; en la 89-90 desciende a Preferente con 14 goles en las ocho primeras jornadas; en la 88-89 desciende de Segunda “B” a Tercera pero su balance de goles recibidos a estas alturas era de 13; en la 81-82 baja a Tercera con 11 goles en las ocho primeras jornadas; y en la 78-79 abandona la Segunda División con cuatro goles en contra en los ocho primeros partidos.
Pero si los registros defensivos son altamente negativos, también es preocupante la escasa capacidad realizadora del Terrassa. Con seis goles en ocho partidos, firma su peor registro en esta última etapa en Tercera de la que se cumple la sexta temporada. Para encontrar un escenario peor en ese capítulo hay que remontarse a la temporada 2009-10, con únicamente tres goles marcados en ocho partidos.
La siguiente peor marca realizadora en ese período de 55 años ya es la actual, aunque hay que destacar que esa cifra se ha repetido en distintas oportunidades. Este año se ha dado la curiosa circunstancia que los seis tantos del equipo de David Pirri han estado a cargo de seis jugadores distintos, un detalle que refleja claramente la falta de un jugador en la plantilla que se distinga por su elevada capacidad ante el marco contrario.
Desequilibrio
Y en base a esos parámetros ofensivos y defensivos, se observa el notable desequilibrio del Terrassa de esta temporada. Su balance es de menos diez goles, lo que constituye también un récord negativo en ese período de 55 años sólo igualado por el de la temporada 60-61. El precedente más cercano de un desequilibrio semejante es el de la temporada 2009-10 (descenso a Tercera) en el que balance entre goles marcador y recibidos era de menos nueve.