En los recitales de la Plaça Vella rondan los 110 decibelios junto a los bafles y unos 70 al otro extremo de la plaza. En una discoteca no pueden superar los 90. La evolución de los decibelios no es aritmética, es logarítmica, de manera que un incremento de 10 supone un sonido diez veces más potente.
Los estudios de modelización de ruido como el que se llevará a cabo en la Plaça Vella son habituales en sectores como el tráfico. El ejemplo más cercano es el IV Cinturó a su paso por la ciudad. El Ministerio de Fomento realizó varios estudios en la zona de Can Roca para evaluar el impacto sonoro exacto que el tráfico de la autovía tendría en los edificios más cercanos para dimensionar los taludes y las pantallas acústicas. El proyecto permanece guardado en un cajón, a la espera de que se ejecute en tramo Terrassa-Granollers de la autovía orbital. A otro nivel, el Ayuntamiento de Terrassa también realizó modelizaciones de sonido en el sector de Can Jofresa para calcular la afectación del skatepark proyectado en la zona, que finalmente no se construyó. El exceso de ruido es uno de los problemas habituales en zonas urbanas. Se estima que la actividad habitual de una persona genera un nivel de ruido de 55 decibelios; cuando se superan los 65, el ruido empieza a ser muy molesto y a partir de los 85 es perjudicial para la salud