Al terrassismo le quedó mal cuerpo el domingo después del severo castigo encajado por el equipo de David Pirri ante el Cerdanyola. El 0 a 4 no sólo hizo daño por el volumen numérico de la goleada, sino por el ejercicio de superioridad del conjunto visitante ante un Terrassa que no fue ni fiel a su personalidad y que firmó un ejercicio de impotencia desconcertante. La consecuencia es que el equipo ha caído hasta la decimotercera posición tras encajar dos derrotas consecutivas y que con 16 goles recibidos firma el peor balance defensivo del campeonato. Cifras que empiezan a explicar en buena medida los déficits de un equipo que nunca creyó en sí mismo y que bajó los brazos de forma prematura.
Si hasta este domingo el Terrassa había mostrado su mejor versión al amparo de su estadio y de su público, lo sucedido en este encuentro recordó más al Terrassa desequilibrado e indeciso de sus partidos lejos de casa. Blando en la portería y en la defensa, con problemas para generar fútbol en el centro del campo cuando la presión es elevada y sin capacidad realizadora, el equipo se diluye en una amalgama de voluntades mal repartidas y de dudas no resueltas. Si a ello se le une una nula capacidad de reacción y una fragilidad emocional desconocida, se entiende el naufragio total vivido en este partido.
Sin dirección
Esta semana, el Terrassa partía con el serio hándicap que supone la ausencia de Adri Gimeno, jugador siempre decisivo en sus mejores momentos de esta temporada. Pirri recuperó para esa función a Miki Martínez, muy presente en el arranque pero cuyo protagonismo fue decreciendo con el paso de los minutos. El Cerdanyola, que una semana antes había encajado otro 0 a 4 en su campo contra el Granollers, estuvo ejemplar en cuanto a orden táctico y en la lectura del partido. Dejó que el juego del Terrassa se desarrollase en zonas irrelevantes, pobló el centro del campo cuando tuvo que defender y en ataque tuvo la eficacia que hasta ahora le había faltado. Que nadie olvide que el equipo de Toni Carrillo únicamente había anotado tres goles hasta el momento, uno menos de los que hizo esta semana en 90 minutos.
El Terrassa sólo anduvo cerca de su nivel en el comienzo. Y fruto de ello dispuso de una oportunidad de gol a cargo de Aarón Bueno. Pero su bloqueo futbolístico no tardó en aparecer, apoyado en una posesión sin consecuencias que permitió al Cerdanyola ir ganando protagonismo de forma paulatina. Los visitantes dieron el primer aviso en el minuto 10, en una acción de Valderas, y en el 15 volvieron a generar peligro en un remate de Oriol Molins que se perdió por encima del travesaño.
El Terrassa ya daba síntomas de impaciencia y en el minuto 23 se produjo el primer tanto, que nació en un centro de Sergio Ginés que Eric Blasco cabeceó sin oposición al fondo del marco de Barragán. El guión del partido varió a peor y el Cerdanyola amplió la diferencia antes del descanso, en una acción muy poco afortunada de Barragán. El portero del Terrassa no atajó un lanzamiento de córner, el balón le pasó por debajo de las piernas y Víctor Durán acabó de empujarlo al fondo de la portería.
Golpe moral
Ese gol, por la forma en que se produjo y por el momento, incidió de forma indiscutible en el estado emocional de los jugadores del Terrassa. David Pirri intentó cambiar algo con la entrada de Marc Vilajosana en lugar de Miki Martínez, pero el equipo aún se desestructuró más. El centro del campo, otra vez con más delanteros que centrocampistas en esa zona, se vino abajo y el balón se mantuvo siempre lejos del área del Cerdanyola. En el minuto 58, una jugada de Daisuke acabó en los pies de Sergio Ginés, que anotó el 0 a 3 en una acción en la que los jugadores del Terrassa reclamaron fuera de juego.
El partido estaba ya por entonces decidido y el Terrassa mostró de forma pública sus miserias futbolísticas en un intento de reaccionar que no pasó de un golpe emocional sin más. Montero, que jugó los últimos minutos, y Ángel de la Torre tuvieron dos ocasiones para reducir las diferencias. Pero fue Oriol Molins, en el minuto 89, quien se encontró con el 0 a 4 en otro error defensivo, producto en esta oportunidad de una mala entrega de Carles Güell.
La cifra: 16 goles.Son los que ha encajado el Terrassa FC en los ocho partidos de Liga que ha disputado. Los egarenses tienen la peor defensa del grupo, empatados en ese capítulo con el Morell, que es el penúltimo clasificado. Hasta esta semana el Terrassa sólo había encajado un gol en su estadio.
Ficha técnica
TerrassaFC: 0
CerdanyolaFC: 4
TERRASSA FC. Barragán, Chele, Jou, Eric, Samu, Miki, Boniquet, Carles Güell, Ángel, Aarón Bueno y Óscar. Vilajosana sustituyó a Miki en el minuto 46; Javi González a Samu en el 59; y Montero a Aarón Bueno en el 70.
CERDANYOLA FC. Pociello, Pitu, Víctor Duràn, Aitor, Raúl, Juli, Sergio Ginés, Valderas, Eric Blasco, Oriol Molins y Diego. Daisuke sustituyó a Eric Blasco en el minuto 53; Turu a Juli en el 64; y Javi Sánchez a Diego en el 84.
Árbitro: Juan Manuel Martín Varas. Amonestó a Barragán, Chele, Xavi Boniquet, Javi González y Valderas.
Goles. 0-1, minuto 23, Eric Blasco; 0-2, minuto 41, Víctor Durán; 0-3, minuto 58, Sergio Ginés; 0-4, minuto 89, Oriol Molins.
Público:Unos seiscientos espectadores en el Camp Olímpic. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria del ex portero del Terrassa Andreu Capó, fallecido la semana pasada