El primer caso ocurrió el sábado, a las cuatro de la madrugada. El vehículo circulaba por la calle de Pau Claris (Centre) y se pasó un semáforo en rojo en la esquina con la Rambla d’Ègara. Por allí circulaba una patrulla de la Policía Municipal, que paró el coche al ver la infracción. Apenas hablaron con el conductor, los agentes notaron síntomas de ebriedad.
Le abrieron diligencias penales porque las tasas de las pruebas superaron los 0,60 miligramos: una fue de 0,75 y otra, de 0,67. Más aún dio un conductor (0,85 y 0,87) que sopló el domingo de madrugada después de que la policía lo interceptase porque se había saltado un ceda en la calle del Periodista Grané. Además, tenía el carné suspendido. El domingo, a las tres de la madrugada, la policía inmovilizó de forma preventiva un coche en la calle de Salvador Busquets (Vallparadís) porque su conductor arrojó una tasa de 0,77 miligramos. No conducía; el coche estaba parado, ante un vado permanente. Fue denunciado.
Uno se saltó un semáforo en rojo y lo pilló la policía, y resultó que estaba bajo los efectos del alcohol, con una tasa constitutiva de delito. A otro le ocurrió otro tanto después de saltarse un ceda el paso.