Cambios repentinos de humor, dificultades para conciliar el sueño, dolor de cabeza y ansiedad. Esta sensación general de angustia y decaimiento nos podría remitir, sin temor a equivocarnos, a un cuadro depresivo. Pero ¿Y si al molesto cóctel le añadimos sofocos? En este caso el diagnóstico sería diferente, aunque complicado de determinar sin llevar a cabo cierto tipo de pruebas. Es justo la situación que se vive en las consultas. Mujer joven de menos de 40 años acude al médico pensando que pasa por un mal momento personal cuando en realidad se encuentra ante una situación nada esperada. Presenta menopausia precoz.
Este trastorno significa que a entre un 1% y un 3% de mujeres se les retira la regla unos años antes de lo naturalmente previsto. La amenorrea representa la retirada definitiva del flujo mensual y, por lo tanto, de la posibilidad de ser madre. Se trata de un proceso que dura unos cinco años aproximadamente, pero que tanto física como psicológicamente puede ser penoso para quien lo padece.
¿Puede evitarse la menopausia precoz? En algunos casos, este diagnóstico tiene un origen genético, con lo cual no se puede evitar, pero sí se pueden tomar medidas para garantizar la futura maternidad. Si existen casos en la familia de madre o abuela con menopausia antes de los 40, es importante consultar el asunto al ginecólogo.
Este problema se puede detectar, según explica la directora médica de EVA Isabel Santillán, mediante una simple ecografía, en la revisión anual. A partir de ahí es necesario realizar un estudio de la reserva ovárica para detectar las posibilidades de ser madre en un futuro.
Este proceso así como otros posteriores, en caso de decidirse por la congelación de óvulos como método para preservar la maternidad, deben llevarse a cabo en clínicas de reproducción asistida. Mediante la vitrificación, la mujer congela sus propios óvulos de manera indefinida para poder ser madre en el momento en que lo decida, sin riesgo a agotar su reserva de óvulos.