Era verdad, no un murmullo de bulos diseminado por las redes sociales. Es verdad: alguien intenta matar perros, o causarles graves lesiones, con trampas de comida. En concreto, con trozos de chorizo rellenos de agujas o clavos para que los canes se los traguen. Han aparecido varios de estos señuelos en la plaza de Lluís Companys, donde los dueños de los animales están entre inquietos y enojados y donde el martes se concentraron para reunir firmas y para recibir la visita del alcalde, Jordi Ballart. El primer edil se comprometió a aumentar la presencia de la Policía Municipal, incluso con agentes de paisano, y a ordenan una operación de limpieza a fondo de la plaza, ubicada junto a la avenida de Josep Tarradellas.
Una mujer entregó un pedazo de embutido claveteado, en una fiambrera, a Joan Antoni Quesada, intendente de la Policía Municipal, el mismo martes en la dicha plaza. Media docena de trozos, de pruebas materiales, tiene ya la policía local, todos ellos recogidos en Lluís Companys aunque algunos vecinos hablan de otros casos detectados en la plaza del Emigrant y la de Les Magnòlies, no muy lejos, en Can Boada mismo.
María Carmen Expósito, usuaria del parque, paseante de su perro, impulsó el encuentro, con el boca oreja, a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería. Un joven iba de aquí para allá recogiendo firmas mientras el problema hervía en boca de los presentes.
No menos de cincuenta personas se juntaron en la plaza para compartir sus cuitas y recibir al alcalde, que ya el jueves de la semana pasada se había hecho eco del asunto en una red social y había anunciado su visita a la zona, y subrayado que la policía estaba recopilando información y pruebas. El martes, in situ, lo recalcó, pidió colaboración ciudadana y aconsejó a quienes encuentren una trampa que no la toquen y alerten a la policía. Agarrar a quien perpetra estas agresiones en potencia se antoja como la única solución, sugirió Ballart a los vecinos. “Hay policías. Que no los veáis no significa que no estén”, agregó el alcalde.
Denuncias
“Yo localicé un trozo el sábado y se lo llevó un agente”, comentó un vecino. “Y yo guardo uno en la nevera”, añadió otro. “Hay que denunciar cada caso”, animaba Vanessa Sánchez, abogada de Improcan, asociación protectora terrassense que ha canalizado buena parte de las quejas. Susana Villanueva, su presidenta, habló con el alcalde y le dejó claro que se había entrevistado directamente con testigos para descartar bulos y leyendas.
No era un bulo lo de Zoe, una perra a la que su dueña arrancó de la boca días atrás un pedazo de chorizo atravesado con agujas, antes de que tomase camino hacia el estómago. No era un bulo lo del vecino que ha encontrado dos trampas en el recinto. “Llevamos varios días detrás de este asunto”, apuntó el intendente Quesada.
“Tenemos mucho miedo”, contó María Carmen Expósito, que semanas atrás hizo acopio de inquietudes y se dijo aquello de “algo tenemos que hacer”. Y es que la colocación de los reclamos dañinos no sólo entraña peligro para los perros. También para los niños, como destaca el encabezamiento de los documentos a firmar. Hay una página en Facebook, “por las mascotas de la Lluís Companys”, para aglutinar reclamaciones y mantener informados a los interesados acerca de las gestiones con el Ayuntamiento.
La colocación de los fragmentos de embutido fue el motivo del encuentro y la entrevista con Ballart, pero abrió la puerta asimismo a otras quejas referidas al recinto público, a su uso y su estado. Hubo vecinos que llamaron la atención sobre la presencia continuada de gamberros, y sobre los “botellones” nocturnos que se suceden, sobre todo los fines de semana, y que concluyen con parte de la plaza sembrada de cristales. “Hay dueños de perros incívicos, por supuesto, pero también los hay entre los ciudadanos que no tienen perro”, destacó un usuario del parque. Él ya no pasea a su can por la plaza de Lluís Companys con la asiduidad de antes.
Alumbrado
El alcalde conoció de boca de los afectados esa queja, y constató in situ otra deficiencia, evidente: la lumínica. No hizo falta insistirle mucho al respecto, pues él mismo corroboró la débil iluminación de la plaza, con los puntos de luz tapados por las copas de los árboles. Ballart asintió e hizo partícipe de la recepción de la queja a Marc Armengol, teniente de alcalde de Territorio y Sostenibilidad. Marc Armengol acompañó al primer edil en la visita, junto a la concejal Maria Rambla, responsable del área municipal de Seguridad.
Antes de marcharse la representación del Ayuntamiento, que regresará en unos días a la plaza para hacer un seguimiento de los asuntos tratados, el alcalde se comprometió a impulsar una limpieza profunda del recinto y a aumentar la vigilancia policial. El gobierno municipal recibió también la propuesta de acondicionar muy cerca, posiblemente a unos metros del colegio público França, una zona específica y delimitada para perros.