Terrassa

La Catalunya gegant se encontró y vibró en su nueva capital

La gran fiesta anual del mundo geganter -la proclamación de la Ciutat Gegantera- se desarrolló este fin de semana en Terrassa, y ha dejado en las pupilas imágenes de figuras que muchos asistentes ni siquiera sospechaban que existieran, todo un encuentro con personajes de insólitas caracterizaciones y mitologías, y la sensacion de haber vivido una concentración de las mismas irrepetible. Favorecidos por el buen tiempo, todos los actos de Terrassa Ciutat Gegantera se desarrollaron tal como estaban previstos, con mucho público -en buena parte familias con niños, pero no exclusivamente- y un fantástico ambiente de animación, cordialidad e interés por la cultura popular y los vínculos humanos y convivenciales que ésta puede generar entre colles, espectadores, seguidores y estudiosos.

La jornada del viernes tuvo un carácter local. Pero el sábado, a primera hora de la tarde, 48 colles procedentes de toda Catalunya plantaron sus gegants (unos 120) y otros elementos de cultura popular en el Parc de Sant Jordi. Allí tuvo lugar la “Mostra de balls de Gegants”, con espectaculares coreografías que parecían transportar a un ambiente legendario y fuera del tiempo.

A las seis de la tarde, las colles se dividieron en dos grupos para las cercavilas. Uno, con los Geganters de Cervera al frente, seguidos por los de Terrassa (con todas sus figuras) salió de la plaza Freixa i Argemí, y el otro, encabezado por los de Balsareny, lo hizo por la plaza de Adelina Gregoriano. Ambas columnas se encontraron en la Rambla d’Ègara, para bajar al unísono por cada una de sus calzadas, recibidas con júbilo por las numerosas personas congregadas. Algunas figuras se adentraban en la parte central para sorprender a los niños.

A su llegada al Parc dels Catalans, los gegants iban plantándose de nuevo, los primeros frente al escenario (que por la noche acogería los conciertos de La Carrau y Doctor Prats), los que venían después en el césped y zonas adyacentes. Las colles cenaron en la Escola Pia y acudieron luego a presenciar el castillo de fuegos artificiales de Festa Major, suspendido entonces por el riesgo de incendio, y vuelto a programar para la Ciutat Gegantera.

El domingo fueron 77 las colles (unas quince repetían del día anterior), también de toda Catalunya (y una de más allá: Gegants de Maó, Menorca) que, a partir de las nueve de la mañana, plantaron 270 gegants en los puntos de salida de las cuatro cercavilas previstas (Escola Industrial, Passeig Comte d’Egara, Castell Cartoixa y les Esglésies de Sant Pere ), donde también desayunaron. Antes, tan pronto como a las ocho de la mañana, la tercera y última jornada de la proclamación de la Ciutat Gegantera había tenido su prólogo con un ruidoso recorrido (“matinades”) de los Trabucaires de Terrassa y grallers por el centro (del Raval al Passeig).

Hacia el Parc de Vallparadís
Las cuatro columnas de gegants entraron por puntos diferentes en el Parc de Vallparadís con rumbo hacia la carpa, que acogería el acto de traspaso de la anterior Ciutat Gegantera (Cervera) a la actual (Terrassa). Su paso era flanqueado por numerosas personas que habían acudido a ver a las figuras.

El puente de la carretera de Montcada era demasiado bajo para algunos de los gegants, y una integrante de Geganters de Terrassa, situada unos metros antes, y provista de un largo palo con forma de ele invertida, los iba “midiendo” al pasar por si su altura excedía. Cuando esto sucedía, salía el geganter del interior y llevaban la figura en posición horizontal, como fue el caso con los de Santa Eulàlia de Ronçana. Algunas colles aprovechaban para relevar al portador. La situación motivaba frecuentemente aplausos a los gegants por los asistentes que coincidían al pasar el puente en ese momento.

En el escenario de la carpa, se instalaron los protagonistas de la ceremonia que iba a desarrollarse a continuación: los Gegants Vells (Robesa y Pepona) y Nous (Ramonet y Estefanía) de Terrassa, los de Cervera, y los de la Agrupació de Colles de Geganters de Catalunya, en Treball y na Cultura, con sus “petits”, en Pau y l’Alegria. El resto de figuras fueron ubicándose en las zonas colindantes, y en un tiempo récord teniendo en cuenta su número, mientras el grupo Ministrils del Raval probaba y comenzaba sus interpretaciones. Tan rápidos que el traspaso pudo arrancar incluso antes de lo previsto, quizá en previsión de unos nubarrones que acabaron desapareciendo.

Pasaban diez minutos de la una de la tarde cuando Xavi Coral y Espartac Peran salieron al escenario. Presentaron el acto con gran energía y sentido del humor, en ocasiones aludiendo a la actualidad política catalana. “Estoy muy orgulloso de que este acto se haga en mi ciudad”, dijo Coral, “y por esto he invitado a un amigo de Mataró”, que era Peran. El gegant Maneló de Mataró, por cierto, “vino de Terrassa, os lo llevamos en 1950”, recordó Coral. En esta introducción a la ceremonia se recordó el pedigrí geganter terrassense. En 1950, la ciudad acogió el primer encuentro de la postguerra, y el tercero de la historia de Catalunya. En este 2015, los Gegants Vells cumplen 165 años (fueron estrenados en 1850), y los Nous, 65, por lo que -la sorpresa del acto- en el escenario aparecieron unos niños que, en representación de todos los de Terrassa, obsequiaron a Robesa, Pepona, Ramonet y Estefania con un mónton de felicitaciones, que les trajeron en una gran caja. Coral introdujo seguidamente a Albert Trenchs, presidente de Geganters de Terrassa, y comenzó la ceremonia oficial del traspaso de ciudades geganteres.

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