El índice de precios de consumo (IPC) registró en agosto una tasa anual negativa del 0,1 % en Catalunya, frente a un aumento del 0,4% el mes anterior, debido al abaratamiento de los carburantes y de la electricidad, publicó ayer Instituto Nacional de Estadística (INE).
En el conjunto de España, el IPC registró en agosto, después de dos meses en positivo, una tasa anual negativa del 0,4% y empeoró cinco décimas respecto a la de julio, cuando los precios subieron el 0,1%, y está en línea con la registrada en el octavo mes del año 2014 (-,5 %). El INE confirmó ayer el dato adelantado hace dos semanas, que rompía con la breve y suave recuperación de los precios experimentada en los meses de junio y julio (0,1 %), volviendo a situarlos en el terreno negativo en el que estaban desde hacía casi un año.
En agosto, los precios del transporte bajaron interanualmente un 5,4 %, casi dos puntos más que el mes pasado, debido al mayor abaratamiento de los carburantes y lubricantes, en tanto que los de la vivienda disminuyeron el 1,9 %, casi dos puntos más, por el descenso de la electricidad frente a la subida de un año antes.
El INE también resalta, aunque en menor medida, la bajada de los precios del gasóleo de calefacción, mayor que la de agosto de 2014.
Pese a la caída general de los precios, destaca el buen comportamiento de los alimentos y bebidas no alcohólicas, que aumentaron el 1,9 %, con una mejora de cinco décimas, por el encarecimiento de las legumbres y hortalizas frescas y, aunque en menor medida, de los aceites, que se abarataron en agosto de 2014.
En cuanto a la inflación subyacente, es decir, una vez eliminado el efecto de los alimentos frescos y la energía, los precios aumentaron el 0,7 %, una décima por debajo del mes anterior, de manera que encadena 10 meses seguidos por encima del IPC general. En tasa mensual, los precios han disminuido el 0,3 % durante agosto, tasa que modera la registrada en julio (-0,9 %) y que contrasta con el alza que mostraron en el mismo mes del año pasado (0,2 %). Este comportamiento ha sido consecuencia de la caída del transporte, por el abaratamiento de carburantes y lubricantes; de la vivienda, por la bajada de la electricidad, del gasóleo para calefacción y del gas; y del vestido y calzado, que recoge la evolución del último mes de rebajas .