Opinió

De lleno

La Diada Nacional de Catalunya que celebramos hoy nos mete de lleno, no sólo en la campaña electoral, sino también en el denominado proceso. Finalmente, Artur Mas lo ha conseguido, situar el debate sobre estas elecciones justo en el lugar que pretendía, en torno a su carácter plebiscitario. Hasta el punto de que el propio Albiol ha ofrecido esta misma semana un pacto a PSC y Ciutadans para frenar el proceso. En todo caso, la Diada de hoy, la más política de la historia, la más determinante, será un éxito que se sumará a los obtenidos por las entidades soberanistas en los últimos años. La Meridiana se llenará, aunque con toda probabilidad alguien encontrará algún hueco que se magnificará.

Las encuestas dan como ganadora a la lista de Junts pel Sí en la que Artur Mas va en cuarto lugar y dan la llave del proceso a la CUP, formación que pese a su posicionamiento inequívoco favorable a la independencia no olvida cuestiones esencialmente políticas y reprocha con dureza la gestión de Mas y Convergència al frente de la Generalitat durante la crisis económica.

Los partidos llamados unionistas o no independentistas lo fían todo al veinticinco por ciento de indecisos que según los sondeos no han decidido todavía cuál será su opción o si tendrán alguna el 27 de septiembre. Esa masa tradicionalmente abstencionista puede ser decisiva en un sentido o en otro puesto que una movilización masiva parece que puede beneficiar a las formaciones que defienden posturas diferentes al movimiento independentista. Habrá que ver qué efecto tiene el “efecto Albiol”, hasta dónde llega el crecimiento de Ciutadans y si la candidatura de Rabell toma la inercia en las autonómicas de sus correligionarios en la municipales.

El debate es muy intenso en torno al porcentaje de votos o al número de diputados que legitimaría un proceso hacia una declaración unilateral de independencia. Todo parece indicar que habrá una fractura; en estos momentos parece que hay una mitad catalana abiertamente partidaria de la desconexión y otra mitad que abogaría por otra solución a los problemas catalanes. En cualquier caso, la campaña será intensa, muy intensa, la presencia de líderes españoles serán amplia, pero serán las urnas las que decidan. Con el voto hay quien habla con la cabeza, hay quien lo hace con el corazón y quien lo hace con la conciencia. En definitiva, de eso se trata. No hay que tener miedo a la democracia

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