Jordi Cuesta adquirió el Terrassa FC a principios del mes de julio después de un eterno proceso repleto de incertidumbre. Cuando parecía que iba a iniciar un proyecto independiente promoviendo un club de nueva creación, se hizo con la propiedad de la sociedad anónima. En poco menos de dos meses ha tenido que apagar multitud de fuegos para poner en marcha su idea.
¿Por qué ha querido ser presidente del Terrassa?
Llevaba tiempo trabajando en esa dirección, como todo el mundo sabe. Soy una persona muy futbolera, muy pasional. Y tengo la ilusión de conducir al Terrassa a Segunda o a Primera División porque entiendo que hay potencial suficiente. Me dejaré la piel y la vida en ello. Vamos a trabajar durante cuatro años y entonces veremos hasta dónde hemos llegado. Ese es el compromiso que tengo.
Hágame una fotografía sobre la situación actual del Terrassa FC.
En mi opinión estaríamos hablando de un transatlántico con muchos agujeros que estaba a punto de hundirse, que hemos llevado al muelle para repararlo y que está preparado para poder empezar a navegar.
¿Qué se encontró cuando abrió las puertas?
Veníamos preparados para afrontar una situación difícil. Y nos encontramos con mucha gente dolida con la realidad, que se sentía maltratada por el Terrassa pero dispuesta a ofrecer mucho por muy poco. La imagen exterior era pésima y no hace falta decir que la entidad estaba descapitalizada y sin dirigentes. Nos encontramos un club totalmente a la deriva, pero hemos conseguido darle paz y estabilidad.
¿Y económicamente?
Una auténtica ruina. En estos momentos llevamos invertidos 220.000 euros para pagar deudas y todavía no hemos acabado. Ahora hay que hacer el presupuesto del primer equipo, de un segundo equipo que no teníamos previsto y de toda la estructura necesaria. Estaríamos hablando de 400.000 euros.
¿Qué falta por pagar?
Hasta ahora hemos pagado las deudas más importantes: Seguridad Social, Hacienda, plantilla, trabajadores Al final del proceso habremos pagado 300.000 euros de deuda. Para llegar a los 400.000 que necesitamos daremos entrada a nuevos empresarios en una ampliación de capital.
¿Han aparecido muchas deudas inesperadas?
De la etapa de Txuma Peralta nos han llegado dos facturas pendientes, una de sus estancias en el hotel y otra de las bufandas que se regalaron en la campaña de nuevos socios. Tampoco nos consta que se haya entregado la recaudación de la jornada destinada a la Creu Roja.
Ha sido impactante. Lo que quedaba pendiente de la etapa de Jesús Fernández ya lo teníamos asumido, pero no esperábamos nada de la etapa de Peralta. Tengo que decir que de Jesús Fernández lo que nos ha llegado es lo que nos había dicho él.
Explíqueme las condiciones del acuerdo de compra con Jesús Fernández.
Se le pagó el valor nominal de la sociedad, que es de 60.000 euros. Y nos hicimos cargo de un crédito personal que tenía y que se pagará en cinco años. También existen unos incentivos económicos si subimos de categoría durante los próximos cuatro años.
¿Por qué aceptó el veto que impuso en relación a la presencia de su ex mujer y el hermano de ésta en su proyecto?
Fue la primera condición que puso antes de empezar a negociar. Si no era así, se negaba a hablar conmigo.
Entiendo, por tanto, que el esfuerzo económico está siendo muy importante.
Para mí sí, desde luego. Pero creemos en el proyecto, entendemos que la ciudad merecía un club con posibilidades y estamos muy esperanzados con nuestro objetivo de conducir al Terrassa a Segunda División. Tardaremos más o menos, pero ese es el propósito.
¿Ese esfuerzo ha tenido una penalización a nivel deportivo?
El escenario es distinto antes y después de la compra de la sociedad anónima. Antes, todo este dinero del que estamos hablando estaría destinado a formar un equipo potente en Primera Catalana, pero después las obligaciones se multiplican. Esos recursos también estaban previstos para muchas otras áreas organizativas en las que ahora necesitamos colaboraciones desde el voluntariado. Pero también le debo decir que en el poco tiempo que llevamos, con la ampliación de capital que vamos a hacer y la llegada de algunos patrocinadores importantes en los que se está trabajando, volveremos a reconducir el tema.
Me habla de patrocinadores.
El más importante es el sponsor de la camiseta. Tenemos claro que se trata de un producto que tiene un valor. No vamos a malvenderla y ya hemos rechazado una oferta porque no llegaba a nuestras pretensiones. También es importante el acuerdo con Nike y Benitosports como sponsor técnico.
Usted confía en la incorporación de empresarios al proyecto, aunque por ahora cuenta con una directiva de pocos elementos. ¿Mucha gente se ha bajado del barco?
No. Le puedo decir que estoy contento con los apoyos que estamos recibiendo. Y hay gente que había dejado de venir al estadio y que está volviendo. La misma situación la puedo trasladar al empresariado. Nuestro proyecto es abierto, va a ser transparente y creo que vamos a sumar muchas voluntades. Hay diversas posibilidades de colaboración y queremos explicar nuestro proyecto a los empresarios en los próximos meses para que se sumen al mismo. Y en cuanto a socios las previsiones son buenas. Ahora hay 259 cuando el año pasado en estas fechas el club tenía 130.
Hay un asunto pendiente que es el referido al contrato de cesión del Camp Olímpic. El pleno aprobó una propuesta en la que se habla de que esa cesión no debe suponer ningún gasto para el Ayuntamiento.
Hemos tenido algún contacto con los grupos municipales. Explicamos el proyecto al equipo de gobierno, pero nos faltó hacerlo con el resto. Eso fue un error y ahora vamos a corregirlo. El estadio está muy mal, incluso con problemas de seguridad en alguna zona y es preciso actuar. Los grupos municipales deben entender que hemos venido a hacer una inversión en beneficio de la ciudad, a convertir al Terrassa en un emblema, no a ganar dinero. Y les pedimos que nos ayuden.
Uno de sus propósitos es abrir puertas, hacer un Terrassa de todos. ¿Encuentra complicidades externas a ese objetivo?
Hay gente que no quiere saber nada del Terrassa. Pero otros nos han abierto los brazos. Y debo decir que necesitamos gente que nos ayude voluntariamente en distintas áreas, como en marketing o en el apartado comercial. Somos pocos directivos y necesitamos esa colaboración. Con los clubs de la ciudad, por ejemplo, ha existido siempre un divorcio histórico que queremos resolver. Nos hemos empezado a reunir con ellos porque no queremos que nos vean como un competidor.
¿De qué forma articularía esa colaboración?
De muchas formas. Por ejemplo, en la cesión de jugadores como ya hemos hecho con el Can Parellada o el San Cristóbal. También estableceremos contratos en el caso de incorporar jugadores de clubs de la ciudad para obtener un beneficio mutuo si en el futuro se realiza una venta. Nuestro proyecto de fútbol base no quiere competir con los clubs de la ciudad. Aspiramos a conseguir las mejores categorías y competir con Barça, Espanyol o Cornellà. Le puedo adelantar que tenemos previsto hacer jornadas de puertas abiertas para los clubs a lo largo de la temporada.
¿Deportivamente hablamos de un año de transición?
Lo es a todos los niveles por las circunstancias que rodean nuestra llegada. Pero no desviamos la mirada del objetivo prioritario que es la promoción. Hemos dado al cuerpo técnico lo que nos ha pedido. Y si hay que hacer un nuevo esfuerzo se estudiará. Tenemos claro que se ha empezado a planificar tarde y eso penaliza, pero hemos hecho un equipo con garantías. Confío mucho en Pirri, es una apuesta personal mía, y no nos vamos a poner nerviosos. Pirri va acabar la temporada pase lo que pase, hay que dejarle trabajar. A final de temporada ya haremos las valoraciones.
¿Qué le llevó a cambiar de opinión y comprar el club cuando había dicho que no era una operación conveniente?
Siempre fue la primera opción. Pero me lo desaconsejaban, aunque al final tampoco estamos tan mal. Viendo que el club se hundía preparamos nuestro proyecto y quizás en eso nos equivocamos y deberíamos haber esperado. La aparición del grupo que lideraba Eduardo Posada y la decisión de Jesús Fernández de quitarse el club de encima nos decidió a dar el paso antes de que cayese en otras manos. No podíamos dejar que se perdiese la historia del Terrassa.
¿Hubo mucha guerra sucia en ese proceso?
Pienso que sí. Toda la información estuvo infectada, con muchos intereses ocultos.
Wospac se extrañó de que ustedes le desaconsejasen la compra del club y pocas horas después diesen el paso para quedarse con la sociedad.
Teníamos un acuerdo, pero sabíamos que podía quedar en nada si aparecía otro comprador. Han pasado muchas cosas que tampoco hemos querido darle publicidad para no dañar a nadie. Yo pienso que en realidad Wospac no quería comprar el Terrassa.
Uno de los puntos de mayor conflicto ha sido el fútbol base. ¿Cómo les queda?
Aún llevamos poco tiempo para hacer una valoración final. De momento la aceptación ha sido buena, tenemos casi 300 jugadores cuando el 31 de julio sólo contábamos con 117. Ha marchado mucha gente pero pensamos que podemos aumentar aún la cifra. A partir de infantil hasta juvenil nuestro propósito es disponer sólo de tres equipos y estar en las mejores categorías.
Usted ha hablado de la necesidad de tener un equipo con mucha presencia de jugadores locales.
Sabemos que eso no se hace de hoy para mañana. Pero hemos recuperado a Xavi Boniquet, porque es un gran jugador, y estuvimos a punto de fichar a Cristian, al que me hacía mucha ilusión traer por tratarse de un futbolista de un gran nivel y muy inteligente. Hay que seguir en esa línea.