Una joven dibuja una mueca de asco y hace pinza con dos dedos para taparse la nariz a su paso por la avenida de Joaquim de Sagrera, donde esa vía confluye con la calle de Lavoisier y discurre en paralelo con la riera del Palau. No es para menos: un hedor insoportable se enseñorea de la zona, justo donde el lecho de la riera deja de ser de pavimento y pasa a tener base de vegetación. Justo donde el agua está estancada en charcos con costra amarronada, y verdosa. El Ayuntamiento asegura que en septiembre actuará en el lecho de la riera.
La fetidez se ha convertido en compañera ambiental a la que muchos residentes en la zona se han acostumbrado, como afirma el responsable de un bar. "Los malos olores continuados empezaron en febrero", agrega, "y se redoblan cada vez que llueve". La semana pasada, con los chubascos, la pestilencia alcanzó cotas no vistas (olidas) hasta entonces.
"Estos días ha sido tremendo", comentaba un vecino a unos pocos metros del sector en el que las aguas putrefactas han hallado acomodo y permanecen inmóviles, rodeadas de matorral, justo después de un salto de riera, el último tramo con pavimento, seco. Luego, a la altura de la intersección de la avenida de Joaquim de Sagrera con las calles de las Navas de Tolosa y de Lavoisier, llega el trayecto selvático y encharcado. Enfrente, a pocos metros, hay un parque infantil.
"Queremos que pavimenten esta zona de la riera como la otra, la de arriba", reclama una vecina, quejosa de la duración de las molestias producidas por esos remansos pestilentes que, además, según otro perjudicado, son foco de moscas y mosquitos con hechuras de "caballos de guerra".
El Ayuntamiento reconoce el problema. Admite que cuando acaba el tramo pavimentado de la riera del Palau se producen encharcamientos "propios de un lecho que no tiene un curso continuado de agua", y que en algunos momentos los charcos "pueden generar malor olores, cuando coinciden con periodos de altas temperaturas". Y adelanta que en septiembre próximo procederá a actuar para conseguir una solución "más definitiva", después de haber efectuado intervenciones eventuales.
Hace un par de meses, según fuentes municipales, el servicio de Medio Ambiente limpió la zona con agua limpia "para hacer desaparecer las aguas sucias que se habían acumulado". En breve, el mismo servicio municipal actuará para "favorecer que el agua continúe corriendo por el lecho y no se detenga en este punto".
Y si antes de esa intervención que se pretende definitiva, los problemas persisten, el Ayuntamiento ejecutaría una nueva limpieza provisional. Medio Ambiente afirma que técnicos de ese departamento mantienen contacto permanente con los vecinos afectados y que inspeccionan el tramo cada vez que reciben quejas al respecto.