En Casa Gispert, situada en la calle Gavatxons número 21, apuestan por los helados artesanos de un heladero italiano. Aunque se trata de una apuesta "selectiva", que "marida con los productos de la casa", explica la encargada del establecimiento, Anna Calzina. Así, los clientes pueden encontrarse con seis sabores: el té, el chocolate negro o con coco, la avellana, el pistacho y el tradicional limón. Eso sí, todos ellos sin gluten y sin lactosa, ya que se quería ofrecer un producto con valor añadido, diferente al que se suele encontrar por regla general. El consumidor puede adquirir dos tamaños de tarrina, la pequeña de 2,50 euros o la grande de 3,20, así como el cono. Además también se vende horchata. Un vaso sale a 2,50 euros.
Tan sólo dos semanas después de inaugurar la tienda, Calzina se muestraba satisfecha. "Las ventas van muy bien. Además estamos en un lugar idóneo. En cuanto a los helados, por ser un producto que no es el nuestro sino que lo hemos puesto para cubrir la demanda de verano, se van vendiendo bien".
Zumos naturales
Otra de las alternativas para los días de más calor son los zumos de frutas. En la tienda El Raconet, que se ubica en la calle Cremat esquina con la calle de las Parres, elaboran su propio zumo con pulpa natural. La carta cuenta con un amplio abanico de sabores, que va desde la fresa hasta las multifrutas, pasando por el maracuyá, el mango o combinaciones como piña y coco o kiwi con melón. Cada baso cuesta dos euros, y es una gran alternativa para hidratarse y consumir fruta.
En el establecimiento, que abrió hace un año, cuentan también con granizados, batidos y helados de gustos muy diversos y de distintos tamaños. Se pueden degustar conos pequeños, medianos, grandes y hasta combinados de dos bolas. También tienen tarrinas que pueden llegar hasta el medio litro.