No cabe duda de que la actividad económica se ha ido reactivando en los últimos meses y, para ello, basta con circular en horas laborales, sobre todo por la periferia de las grandes ciudades, e incluso ver cómo vuelven a existir algunas grúas que, en vez de estar oxidadas, están en movimiento.
Hasta es lógico que el señor Rajoy nos lo recuerde con las cifras de reducción del paro, incremento de cotizantes a la Seguridad Social y, últimamente, incluso con el incremento del consumo.
Pero resulta totalmente vergonzoso que, porque se haya fijado la meta de anticipar las elecciones, aplique unos meses antes una nueva rebaja del IRPF, con fines que no pueden ser más que electoralistas, pues su aplicación estaba prevista para enero de 2016. Unida a la rebaja ya realizada en enero, se estima que tendrán un coste de 4.500 millones.
Además, se estima que, al actual ritmo, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social dejará de existir dentro unos tres o a lo sumo cuatro años, a pesar de que hoy dispone aún de unos 42.000 millones de euros, ya que el ano pasado se echó mano de él por 15.300 millones de euros. Las declaraciones del señor Linde, gobernador del Banco de España, sobre este tema, rebosaban sensatez, y los "rapapolvos" recibidos se deben también a su "incorrección electoral".
Y, por lo que se refiere al endeudamiento del conjunto de las administraciones públicas, sigue creciendo desgraciadamente, a pesar de la presión fiscal que padecemos y del enorme ahorro que supone la baja de los tipos de interés pagados por esa deuda. No sería malo que los señores Rajoy, Montoro o De Guindos nos explicaran cómo nos hemos endeudado adicionalmente, en el primer trimestre de este año, en 12.335 millones y de marzo de 2014 a marzo de 2015 en 50.349 millones.
Está claro que, por mucha alegría que nos quiera derrochar hasta las elecciones, pasadas éstas volverán a apretarnos "las clavijas" y, esta vez, si gobernasen ellos, ni siquiera podrían decir que no sabían lo que heredaban.
Personalmente, me conformaría con que nos contasen en qué partidas de derroche público se puede, se debe y van a recortar en el futuro; también de ello deberían hablarnos, no sólo el señor Rajoy, sino los responsables de todas las administraciones; estoy seguro de que podrían ser muy superiores a las que se viene utilizando anualmente de ese Fondo de Reserva de la Seguridad Social y que en un futuro cercano, como advertía el señor gobernador, dejará de existir.
Empresas y familias se han comido, hasta ahora, el gran sapo de la crisis, se han esforzado cuanto han podido y han mejorado su endeudamiento. Nuestro sector público no se ve dónde se ha esforzado, como no sea en su juego partidista, y es difícil saber si algún día serán capaces de mejorar su situación financiera, por mucho que nos esquilmen.