Tmesa, la heredera de Tutsa, se encarga de la gestión del transporte urbano de autobuses desde 1989. La empresa, gestora de una red con trece líneas y responsable de una plantilla de 170 trabajadores, ha declinado emitir declaraciones oficiales sobre las quejas, pero fuentes próximas a la compañía sí apuntan que el índice de averías mecánicas no es en este verano mucho mayor al de otros años.
Lo del aire acondicionado es otra cuestión. Sin negar algunas averías, las mismas fuentes achacan el calor reinante durante el mes de julio en muchos buses a la ola de altas temperaturas exteriores. Los aparatos no daban abasto; con 40 grados era prácticamente imposible bajar a 23 en vehículos llenos de pasajeros que cada pocos minutos debían abrir sus puertas para que entrasen y saliesen usuarios. Hacer caer la temperatura interior de los buses se convertía, pues, en tarea titánica, sobre todo si había aglomeración de viajeros. La percepción de quienes se quejan se antoja, sin embargo, lógica para la empresa.
La canícula implacable ha afectado también a los motores por los efectos de la dilatación, añaden dichas fuentes. La antigüedad de la flota de buses seguramente ha influido en los fallos de funcionamiento de los vehículos. Corresponde al Ayuntamiento acometer la inversión en nuevos autobuses.
