“Misión imposible: nación secreta”, de Christopher McQuarrie, es la opción ideal para todos aquellos que lamentaban que se estuviera perdiendo el concepto de “peli del verano”, para todos los amantes del circo, la pirotecnia y el “más difícil todavía” y para cualquiera que desee desconectar, olvidarse de todo y no pensar en nada, salvo en agotar las existencias mundiales de palomitas. Entretenimiento bien hecho en estado puro. ¿Que es intrascendente? Por supuesto, pero ya se trataba de eso y tampoco tiene tanta importancia porque es un film lúdico, divertido y bien rodado. ¿Que es inverosímil? Inverosímil no, lo siguiente, pero con la palabra “imposible” en el título, si las hazañas de Ethan Hunt y sus colegas fueran realistas resultaría una enorme decepción para todos. ¿Que el argumento es lo de menos? Pues claro, pero lo que te cuentan se entiende y dentro de sus parámetros incluso resulta coherente, algo que no pueden decir otras superproducciones presentes en la cartelera. Además, Christopher McQuarrie se ha molestado en proporcionar a su película unos diálogos que no están nada mal, aun a sabiendas de que nadie en su sano juicio va a ver cine de acción por los diálogos. Y es que McQuarrie, ganador del Oscar por el guion de “Sospechosos habituales”, tiene una reputación que mantener. Ahora añade a su currículum otro mérito que tenía pendiente, el de solvente director de acción y aventuras. La película arranca a gran altura (y nunca mejor dicho) con Tom Cruise subiendo a bordo de un avión que ya ha iniciado su despegue y está en el aire y contiene otras secuencias magníficas como, por ejemplo, una espectacular persecución de motos en Marruecos o un prodigioso episodio de suspense y acción ambientado en la Ópera de Viena, con instrumentos musicales utilizados como armas, mientras suena la maravillosa partitura de “Turandot” de Puccini, por citar sólo un par de los varios momentos clave. El film dura algo más de dos horas pero, por una vez, pasan volando. En cuanto al reparto, Tom Cruise ya ha entendido que, aunque seas la estrella y el productor, es de buena educación dejar que tus compañeros también se luzcan, lo que nos permite aplaudir los trabajos de Rebecca Ferguson -el gran descubrimiento de la película-, Simon Pegg, Simon McBurney y el inesperado dueto cómico formado por Jeremy Renner y Alec Baldwin, sin olvidar la breve pero hilarante intervención de Tom Hollander.
Intérpretes: Tom Cruise, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Jeremy Renner, Ving Rhames, Sean Harris, Simon McBurney, Alec Baldwin, Tom Hollander. (Cinesa).
“Ciudades de papel”, de Jake Schreier, es la adaptación de un “best-seller” juvenil de John Green -que también es el productor de la cinta-, publicado en 2008. Supone el primer papel importante en el cine para la modelo inglesa Cara Delevingne, que aprendió a hablar con acento americano para conseguir el trabajo y fue escogida personalmente por Green para sustituir a la inicialmente prevista Shailene Woodley. La trama gira en torno a un chico que siempre ha estado enamorado secretamente de una amiga de la infancia. Ésta acude a pedirle ayuda pero luego desaparece. La búsqueda, que el protagonista lleva a cabo con varios amigos, acabará adquiriendo un carácter de viaje iniciático. El guion prima más las subtramas del proceso de maduración y de la relación de amistad que la historia de amor propiamente dicha. Al mismo tiempo, combina la “road movie” con el misterio. El film en conjunto, aunque no va a pasar a la historia, resulta algo mejor de lo habitual en el género gracias a su frescura, a la simpatía que despiertan los personajes, a la sensibilidad del director y a que, a pesar de tratarse de un drama, elude los elementos lacrimógenos (que no los melancólicos) e incluye toques de humor. En lo que se refiere al reparto, Nat Wolff resulta un protagonista adecuado -aunque a veces sus compañeros se lo “meriendan” porque sus personajes son más atractivos que el suyo- pero a Cara Delevingne le falta experiencia como actriz.
Intérpretes: Nat Wolff, Cara Delevingne, Halston Sage, Austin Abrams, Jaz Sinclair, Meg Crosbie, Justice Smith. (Cinesa)
“Mi casa en París” supone el debut como director de largometrajes del dramaturgo Israel Horovitz -su única película anterior era un mediometraje documental rodado hace trece años que pasó sin pena ni gloria-, el cual adapta una de sus propias obras, “My old lady”. El protagonista es un americano arruinado que llega a París con la esperanza de poder vender una casa que ha heredado pero encuentra a dos mujeres viviendo en la finca y esa solo será la menor de las sorpresas que le aguardan. El film cuenta con un reparto de auténtico lujo que constituye prácticamente su único aliciente. Es verdad que arranca bien y que mientras mantiene un tono de comedia resulta muy entretenido, pero se estropea irreparablemente en cuanto se transforma en un drama freudiano con trasfondo de lo más reaccionario y encima contado de forma soporífera. Además, el desarrollo de la historia romántica es tan tópico y previsible que hasta resulta ofensivo. Por suerte, como diría Bogart, “siempre nos quedará París” (que tampoco se crean que sale mucho: ésta es una historia sobre todo de interiores).
Intérpretes: Kevin Kline, Maggie Smith, Kristin Scott-Thomas, Dominique Pinon, Stéphane Freiss, Noémie Lvovsky, Stéphane De Groodt. (Catalunya, VOSE y doblada).