"Ser la secretaria del presidente de la República era lo máximo a que podía aspirar una mujer en aquella época", señala la actriz Roser Tàpias, sobre el personaje que encarna en "Ebre, del bressol a la batalla". Cuando le propusieron el papel, le pareció muy emocionante "porque todos tenemos un referente cercano que vivió o estuvo involucrado en la Guerra Civil. Mi abuela era de Flix, uno de los lugares de la Batalla del Ebro, y su padre tenía a su cargo un batallón de soldados republicanos. Esto me permitió dialogar con ella y entender el papel que tuvo la mujer en al retaguardia. Sus padres decían que, en la Guerra Civil, no sabían quienes eran los buenos ylos malos, pero los republicanos entraban en su casa y se les llevaban un cerdo".
Su personaje, Carme Manyà, es el que tiene más carga ficticia de la película, y el único con conexión entre el mundo de los despachos, donde se cuecen las decisiones que repercuten en el devenir de la guerra,y el de las trincheras. Además de secretaria, Manyà ejerce de traductora de Azaña, y también forma parte de las voluntarias que escriben cartas a soldados que están en el frente, sin saber quienes son, para animarlos. El día que recibe una misiva de respuesta comenzará una historia de amor a distancia. "En la película se ve el desarrollo de la guerra desde el frente y desde los despachos, y mi personaje tiene vínculos con los dos, con el frente a través de Oriol Puig, que está combatiendo en las trincheras."
"Ebre, del bressol a la batalla" es una producción ambiciosa, con escenas de masas. En Torrebonica han reunido unos sesenta figurantes, que los técnicos en efectos especiales "clonan" para que el patio del Mas Viver se vea lleno. En las escenas de la Batalla del Ebro será n 110, y, en total, en la película aparecerán unos quinientos.