La de ayer fue una mañana de celebración, por la inminencia del estreno, y de innumerables tensiones entre bastidores. La más relevante, la protagonizada por la consellería de Territori i Sostenibilitat y el Ayuntamiento de Terrassa.
El problema surgió cuando el protocolo autonómico invitó al alcalde Jordi Ballart a participar en el acto de la presentación, aunque negándole la posibilidad de intervenir durante los parlamentos.
El veto causó indignación en alcaldía, que comunicó su rechazo a que la primera autoridad municipal ocupara un segundo plano en el protocolo y no pudiera intervenir junto al conseller en una fecha tan señalada para la ciudad.
Desde el Ayuntamiento se advirtió que el alcalde Jordi Ballart estaba dispuesto a rechazar la invitación, una amenaza que surgió efecto. El jueves por la tarde la situación se resolvió incorporando al guión del acto al primer edil, que ayer exhibió una actitud relajada con el conseller Vila.