Las chispas y la pólvora volvieron a ser los protagonistas de la noche del sábado. A las once s se inició, en la Plaça Didó, un Correfoc que dejó bonitas imágenes de fuego. El pasacalle de pirotecnia, carretillas y saltos se vió obligado a cambiar su itinerario por cuestiones de seguridad y no pasó por el Passatge de la Rasa ni la calle de Pau Claris, como se preveía. Así pues, el Correfoc transcurrió por la calle de la Rasa y la Rambla d’Êgara y finalizó su recorrido en la Plaça de Ricard Camí. Este año, el desfile no circuló por las calles más centrales de la ciudad para no coincidir con otros actos de la Festa Major.
Abría el camino, como siempre, el Drac de Terrassa y lo cerraban los Diables de Terrassa. Participaron también los Diables de La Maurina, el Drac Baluk Astharot i Diables de Ca n’Aurell, los Diabòlics d’Ègara, los Diables Balrogs, el Drac i Bruixes de Can Boada, la Colla Jove Diables de Sant Llorenç, el Bitxo del Torrent Mitger, los Diables de Sant Pere Nord y La Pàjara de Terrassa.
Los más atrevidos, con la boca protegida y vestidos con camisetas de manga larga y sombreros de paja, bailaron bajo las chispas mientras otros preferían verlo desde la distancia.
Algunos niños e incluso adultos se tapaban los oídos para no sentir el ruido que hacía la pólvora al quemase y se alejaban del fuego por miedo a quemarse. Sin embargo, fueron muchos los que se congregaron en el cruce de la calle de la Rasa con la Rambla, justo al frente del Mercat de la Independència, donde los grupos locales aprovechaban el espacio para mostrar sus mejores movimientos bajo el fuego.
Los tambores y las panderetas amenizaron el festival de fuego y humo, acompañando a los dragones, diablos y brujas a lo largo de todo el recorrido. El desfile finalizó al lado del Centre Cultural alrededor de medianoche, cuando el termómetro marcaba 30 grados.