La oscuridad más esperada. El silencio más buscado. La expectación del visitante. El respeto de los participantes. El inicio de la fiesta. Sensaciones buscadas y sentimientos deseados para los centenares de participantes que anhelan año tras año bailar bajo el fuego en el Raval Infernal. Este año participaron el Drac de Terrassa, los Diables de Terrassa, la Colla de Diables de la Maurina, La Pájara de Terrassa y, como invitados, el Drac de Reus y los Diables de Sants. Para la práctica mayoría es la actuación estelar del año.
El viernes cada colla quemó centenares de carretillas antes, durante y después que el Drac y la Pájara danzaran en medio del fuego y los asistentes visualizaran sus inconfundibles siluetas en medio de la oscuridad alumbrada por el destello de los petardos. Nadie duda que es un espectáculo que entraña unos riesgos, que fueron controlados por las fuerzas de seguridad y por unos participantes que iban perpetrados con sus protecciones.
El Raval Infernal cumplió, un año más con todo sus ritos: el ruido sincopado de la percusión de los tambores que marcan la llegada al lugar, los avisos acústicos que da pie a la salida de los grupos al Raval, el increíble espectáculo de luz, fuego y pólvora, las clásicas "rondes" en sentido contrario a las agujas del reloj que se suceden sin pausas ni interrupciones y el ensordecedor ruido que da la bienvenida a una inusitada intensidad del fuego previa al "flipot" final, un trueno increíble que marca el final hacia las 23.30h.
Una hora de un espectáculo pirotécnico único y muy tradicional, protagonizado por los grupos históricos de fuego de Terrassa y que el primer día de Festa Major dan su bienvenida al programa de festejos.