Vestido de riguroso negro, parapetado tras unas gafas de sol del mismo color e interpretando dos temas acompañado solamente con la guitarra y el piano. Así comenzó el sábado el concierto de un Adrià Puntí que despertó sentimientos encontrados entre los asistentes. Los incondicionales aplaudieron los temas más conocidos y los transeúntes se quedaron tan solo unos minutos. De Puntí, solo hay uno.