Monoplazas, biplazas, con dos, tres y cuatro ruedas, bicicletas y juguetes reconvertidos, cuádrigas romanas, bólidos mediáticos (como los Picapiedra o el Mario Kart) e, incluso, un coche confeccionado con tela…todo cabía en la tercera edición de la Baixada de Andròmines, que volvió un año más a llenar la calle de la Rasa y la Rambla d´Ègara.
Poco a poco se hace hueco como una tradición más de la Festa Major esta peculiar versión egarense de “Los autos locos”, que volvió a ser tan desmadrada como siempre. En esta ocasión, sin embargo, no hubo que lamentar ningún accidente de consideración. Tan sólo un Ferrari de cartón perdió el control en la curva de La Rasa y la Rambla. Por su parte, el jurado premió al coche más original (el Hector Express, un trenecito conducido por David y Héctor Selma, padre e hijo), al bólido más espectacular y vistoso (la Prehistòrica, un especie de Troncomòvil conducido por las familia Pérez) y a la “andròmina” con mejor ingeniería (el Superheterodino a base de tela de la familia Mañosa).