Un incendio, el enésimo en la zona en las últimas semanas, quemó ayer por la tarde dos mil metros cuadrados de matorral, sotobosque y árboles en el torrente de La Maurina. El fuego saltó la vía del tren, por lo que los bomberos debieron desplegarse a uno y otro lado del tramo de Rodalies de Renfe en la linde con Viladecavalls. Los servicios de extinción estaban ayer en alerta máxima por riesgo de incendios debido a la ola de calor y a la acumulación de madera.
Hubo otro fuego a pocos metros a la una de la tarde. Quemó, cerca también de la vía férrea, unos cuatrocientos metros cuadrados de vegetación y dos dotaciones de Bombers lo sofocaron en una hora. Ni cinco horas pasaron hasta que se supo de otro incendio en el mismo sector, plagado de zarzales, chumberas, hierba seca y sotobosque no menos seco. Puro combustible.
A las 5.47 de la tarde recibieron los bomberos el aviso. En un principio Bombers activó un medio aéreo que al final no actuó. Cinco dotaciones terrestres, de varios parques, se presentaron en la zona del incendio, que se había originado en la margen sur de la vía férrea, al final de un camino de tierra, pero había generado un foco secundario en la otra, saltando los raíles.
No fue necesario, sin embargo, cortar la circulación de trenes de Renfe. Los bomberos, así como miembros de Voluntaris Forestals y la Agrupació de Defensa Forestal, se aplicaron a la extinción de las llamas en una hondonada en el primer sector y en una zona escarpada en el segundo.
Un retén del SEM y agentes de la Policía Municipal, que evitaron el el paso de ciclistas por el camino, prestaron apoyo en la intervención. Media hora después del aviso los bomberos consideraban el fuego estabilizado, si bien la extinción definitiva no llegó hasta las 7.10 de la tarde. A las ocho aún permanecía en el torrente de La Maurina una unidad remojando el terreno.