Conocido como escritor de novela histórica (con una trilogía ambientada en la Baja Edad Media, y dos obras de bandoleros, entre la docena de libros que ha publicado), Llorenç Capdevila i Roure (Alpicat, Segrià, 1969) sorprendió al ganar este año el Premi Ferran Canyameres de novela policíaca y de intriga, organizado por Òmnium Cultural de Terrassa. Concurría con "Pacte de silenci", obra ambientada en una pequeña localidad catalana, en los meses previos a la Guerra Civil.
Ha cambiado de género literario.
Después de "El secret del bandoler" ya dejé un poco de lado el histórico. Tenía ganas de presente, y ya en 2010 publiqué una novela negra, "Sota la pell". El tema de crímenes y misterio siempre me ha gustado, y como lector soy más de novela negra que de novela histórica.
Este "Pacte de silenci", ¿fusiona de alguna manera los dos géneros?
Sí.Mi intención inicial era retratar el ambiente que se vivía en Catalunya en los meses previos a la Guerra Civil (no es otra novela sobre el conflicto, porque se acaba cuando éste comienza). Lo hago a través del retrato de un pueblo inexistente, "Vilanova del Tossal", muy parecido a Alpicat, pero que es un espacio literario (por lo tanto, que me permite apartarme, cuando me interesa, de la historia de Alpicat).
¿Quién protagoniza la novela?
Pense "¿quién puede retratar un ambiente en un momento histórico?" Pues alguien que viene de fuera, y se me presentó el personaje de un maestro, Robert Duran, que en septiembre de 1935 llega huyendo de sus fantasmas, que poco a poco también iremos descubriendo, y que se encuentra un pueblo que viene a ser un microcosmos de lo que era Catalunya entonces.
Esto es, un pueblo con…
Dos salas de baile, dos cines, dos barberos, Unos van a uno y los otros al otro. Un pueblo en el que existe este ambiente de división previo a la Guerra Civil, pero en el que la gente convive pacíficamente. Y con Robert Duran, se me abrió otro mundo, el de la escuela y los maestros republicanos, y la novela, de paso, quiere ser una reivindicación del trabajo que realizaron.
¿Y la intriga?
Todo ello está ligado, por supuesto, con una trama que enganche al lector. Al llegar, este maestro se encuentra un pueblo desierto, en que están tocando a difuntos, donde no hay nadie por las calles, solo un seguicio fúnebre. Aquella es una muerte misteriosa, a la que seguirán otras dos. El maestro se irá interesando más por estos muertos, en la medida en que ve que la gente no quiere hablar de ellos; este silencio, por tanto, va creando un interés en el protagonista y a la vez, espero, también en el lector.
¿Ha tenido que documentarse mucho para escribir esta novela?
Sí. No he hecho documentación en archivos, pero sí me he repasado muchos libros sobre la escuela republicana, un mundo que no conocía excesivamente. Para retratar un ambiente, un momento histórico, has de conocerlo mucho más de lo que acabas explicando. Una parte de la documentación ha sido oral. En casa tenía dos tías, nonagenarias, que eran adolescentes cuando todo aquello sucedía, y con las que tuve largas conversaciones.
El tema de la escuela republicana parece despertar un creciente interés desde hace algunos años.
Porque muchas de las líneas pedagógicas actuales surgen en aquella época o ya se estaban desarrollando entonces. Es un tema muy interesante, sobre todo pensando que, después de la Guerra Civil, hubo una purga encarnizada contra muchos de aquellos maestros, simplemente por el hecho de haberlo sido durante la época republicana. A algunos los mataron y a otros los enviaron a lugares recónditos.