Terrassa

Una intriga en los meses previos a la guerra gana el Canyameres

Pasan los años y, invariablemente, cada mes de junio Òmnium Cultural organiza la Nit del Misteri, la única "velada literaria de premios" que se celebra en Terrassa. Está dedicada a la novela negra y policíaca, y comenzó a realizarse muchos años antes de que el género se pusiera de moda (y de que los nórdicos irrumpieran en él), lo que tampoco parece haberla afectado (cada año se desarrolla con su mismo esquema, tan eterno como un mo nasterio). Su carácter pionero y su continuidad posiblemente siguen pendientes de un reconocimiento en el ancho mundo negro, como también lo está un estudio crítico que inventarie y valore la ingente producción del ámbito que ha generado, al menos en lo que respecta al premio gordo, el Ferran Canyameres de novela policíaca.

Tres crímenes y muchos secretos
Este año -el jueves , en la Nova Jazz Cava- se entregó la edición número veinticuatro del Ferran Canyameres, y lo ganó Llorenç Capdevila Roure (Alpicat, 1969), escritor de larga trayectoria -tiene once libros publicados- con "Pacte de silenci". Es una obra ambientada en "Vilanova del Tossal", pueblo imaginado, pero inspirado en la Alpicat natal del autor, y que transcurre en 1935 y los primeros meses de 1936, esto es, la época inmediatamente anterior a la Guerra Civil.

A esta población llega entonces un maestro "huyendo del pasado que le atormenta", para encontrarse con "tres asesinatos, y un lugar donde todo el mundo esconde algún secreto". Capdevila escribió "Pacte de silenci" con la voluntad de "describir el ambiente que se vivía en Catalunya antes de la Guerra Civil en muchos pueblos, en los que los diversos bandos políticos estaban enfrentados pero de manera pacífica, y convivían", y también de reinvidicar "el trabajo de los maestros de la República. La suya fue una labor vocacional, a favor de la escuela moderna y de unos valores progresistas. No es casual que la purga franquista se encarnizara tanto con los maestros". El Premi Ferran Canyameres tiene una dotación de 5.500 euros.

El Ferran Canyameres de narraciones cortas fue para Maria Victòria Lovaina, escritora de Cerdanyola del Vallès, con "L’home que camina". Es un relato que "parte de una situación desgraciadamente habitual por la crisis: la persona que lo pierde todo -la casa, el trabajo, su ambiente", explico la autora. "Entonces, al protagonista le pasa por la cabeza lo que a más de uno, pero que, afortunadamente, suele quedar en un pensamiento".

El premio de poesía Enric Gall recayó en Jordi Pla , que señaló que "la poesía también es una fuente de autoconocimiento, y a medida que nos conocemos más a nosotros, también podemos dialogar con los otros".

Helena Gràcia Garcia, ganadora del premio M. Montserrat Oller de relatos policiacos, en la categoría de alumnos de quinto de primaria, dijo que su relato, "De totes se n’apren", es la historia de un arquitecto "que no encuentra su proyecto, porque un amigo suyo se lo ha robado". De "Les històries de l’escolanet", premio M. Montserrat Oller para alumnos de sexto de primaria, su autor, Roger Valls, explicó que gira en torno a un monaguillo "que siempre hace ‘entremaliadures’, y las aventuras que le pasan con el mosén y con su primo".

Homenaje a Jaume Canyameres
Presentada este año por Francesc Serrat, locutor de Canal Taronja de Manresa, la Nit del Misteri también incluyó, además de entregas de premios, y como es habitual, una lectura escenificada, un sorteo de libros, y dos actuaciones de jazz, a cargo del pianista Xavi Algans y el saxofonista Guim Garcia Balasch. Y una inesperada glosa de homenaje a quién desde sus inicios ha presidido el jurado del Canyameres de relatos breves, Jaume Canyameres. La hizo, porque "ahora ha llegado el momento de dejarlo y no queremos que este momento pase inadvertido" otro miembro del jurado, Ramon Bosch, que destacó su inquietud cultural y activismo social, su papel en tantas iniciativas, y su generosidad. "Jaume Canyameres pertenece a una extraordinaria generación cultural de terrassenses a quién esta ciudad, y este país, les debe una inmensa gratitud por aquello que hicieron, por cómo lo hicieron y por cuándo lo hicieron -dijo-. Fueron ellos los que arriesgando a veces el físico y a menudo el propio patrimonio, supieron construir un puente sólido y larguísimo entre la Catalunya de antes del franquismo y la Catalunya de las generaciones posteriores".

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