J. M. quiso matar a otro hombre con su coche. Lo intentó atropellar para acabar con su vida. Eso considera probado, al menos, el fiscal, que acusa al conductor de un delito de homicidio en grado de tentativa cometido en diciembre del 2010 y pide que sea condenado a nueve años de prisión.
Los hechos fueron tramitados por el juzgado de instrucción número 2 de Terrassa. J. M., de 37 años, de origen marroquí y en situación regular en España, conducía un Volkswagen Golf por la calle del Periodista Grané, donde ocurrieron los hechos el día de autos, el 14 de diciembre del 2010. Allí, a las cuatro de la tarde, tuvo lugar el intento de atropello.
¿Qué motivo había detrás de todo? Cuenta el Ministerio Fiscal en su escrito que la familia del encausado había tenido "un enfrentamiento previo" con un hombre al que el conductor vio pasar por la calle. Cuando llegó a su altura, aceleró "de forma sorpresiva" y giró con brusquedad el volante, intentando atropellar al peatón. Éste tuvo que saltar entre dos coches "para evitar ser arrollado".
A raíz del brinco de escapatoria, sufrió una contusión en la mano derecha que le dejó secuelas: artrosis postraumática y dolor. Fue el principal perjudicado, pero no el único, pues dos vehículos estacionados resultaron con daños: una Peugeot Partner que fue golpeada por el Golf y una Nissan Serena contra la que impactó la Partner al ser desplazada.
La Audiencia Provincial de Barcelona tiene previsto juzgar hoy al procesado. El Ministerio Público solicita al tribunal de la sección novena que imponga al acusado una pena de nueve años de prisión y el pago de una indemnización de 1.694 euros (novecientos euros por las lesiones sufridas y 794 por las secuelas) a la víctima. Y añade otra indemnización de 826 euros a abonar al dueño de uno de los coches dañados en la colisión, pues el propietario del otro no reclamó pago alguno en el juzgado.
Además de la declaración de dos agentes de la Policía Municipal, el Ministerio Fiscal ha pedido la comparecencia en el juicio de cinco testigos de un atropello con el que el procesado tuvo "intención" de acabar con la vida del peatón.
En esa supuesta intencionalidad reside la acusación de homicidio, y no en las lesiones padecidas finalmente por la víctima. La contusión necesitó de una asistencia médica y tardó en curar treinta días, aunque dejó secuelas al herido en forma de dolor y artrosis postraumática en la mano derecha.
Los hechos ocurrieron en el 2010 en la calle del Periodista Grané; la víctima tuvo que saltar entre dos vehículos