El Servei Català de Trànsit (SCT) pone en marcha este fin de semana 6 nuevos radares en las carreteras catalanas dentro de un paquete que contempla otras ocho medidas para frenar el aumento de la siniestralidad, que ha repuntado desde enero, con 67 víctimas mortales hasta ayer.
En una rueda de prensa, el director del SCT, Joan Josep Isern, indicó que este incremento de la siniestralidad, con cinco víctimas más que el año pasado, debe achacarse a "la antigüedad de la mayoría de los vehículos, a un incremento brutal de la movilidad y al fallo de las propias infraestructuras", ya que más del 35 % de los vehículos en Catalunya no superan la ITV y ha aumentado en un 2,9% la intensidad mediana de tráfico diaria
De los seis radares anunciados, uno se instalará en la C-58 entre Sabadell y Badia del Vallès en sentido Barcelona y otro en la AP-7 entre Ulldecona y Amposta en sentido Tarragona, ambos con la restricción de 120km/h.
Dos se instalarán en la N-II entre Fornells de la Selva y Quart -uno en cada sentido de la marcha- y permitirán una velocidad de hasta 100 km/h; y otros dos en la N-II en el término municipal de Girona, también uno en cada sentido de la marcha, con una velocidad máxima permitida de 80 km/h; además se instalará un radar de tramo en el Bus-Vao Eco de la C-58 antes de finalizar el año. Otra de las medidas se centrará en duplicar los anuncios de radares para avisar de la presencia de estos controles con una antelación de 1.500 metros -además de los ya instalados a 700 metros-, por lo que establecerán 110 nuevas señales de aviso.