El técnico terrassense José Delgado llevó la dirección de la primera plantilla en las nueve últimas jornadas, después de la salida de Juan Manuel Lillo con el equipo en una crisis imparable. El entonces presidente, Guillermo Cabello, le confió la tarea en base a su experiencia en la entidad dado que formaba parte del cuerpo técnico de la primera plantilla y de la secretaria técnica junto a Bernardo Tapia. "Acepté el encargo porque estaba convencido de que nos podíamos salvar", explica. "Aquel vestuario estaba dividido, pero estaba seguro de que nos podíamos salvar confiando en los jugadores que estaban comprometidos."
Delgado añade que hubo gente que "se tiró del barco" pese a que algunos futbolistas tenían contrato en vigor. "Nos faltó algo de suerte. Incluso conseguimos salir del descenso al sumar cuatro puntos en tres jornadas. Y éramos muy optimistas en ese momento. Yo sabía que iba a salir en la foto del descenso si se producía, pero me veía capacitado. Aquella plantilla no era para descender y el presidente había hecho una gran apuesta incluso para ascender."
Delgado tiene una memoria privilegiada para recordar punto por punto lo que sucedió aquel año. No quiere hablar demasiado del partido del descenso en Cádiz, donde existieron sospechas en relación a algunas actitudes. "Yo no voy a hablar de según qué cosas. pero el que quiera que mire el video y las imágenes después del dos a uno." A Lillo lo define como "un grandioso entrenador" aunque lo considera excesivo en lo bueno y en lo malo. "Sabe aglutinar voluntades. Pero nos dejó una herencia que pesó muchísimo. Cuando vio que el equipo estaba quemado es cuando dimitió. Porque a él no lo cesaron, él se marchó. No se vio con fuerzas después de la derrota de Lleida y todo lo que pasó aquel día." El técnico terrassense también tiene palabras para Guillermo Cabello. "Pienso que no se le ha reconocido todo lo que hizo en aquella época. Nos llevó a la elite e hizo una gran apuesta por llevar al Terrassa aquel año a Primera División. Pero salió al revés."
