Cada día está más claro que Jordi Ballart será investido alcalde el próximo sábado 13 de julio. Eso sí, lo será en minoría y deberá luchar acuerdo por acuerdo, moción por moción y pleno por pleno para gobernar la ciudad, al menos durante una primera fase del mandato. La voluntad de cambio que han puesto de manifiesto todas las fuerzas políticas no está por encima de posicionamientos ideológicos y estratégicos de las formaciones que estarán, con toda probabilidad, en la oposición. En Terrassa en Comú se está dando una fenómeno que genera, al menos, curiosidad.
Se trata del discurso que construye su cúpula dirigente y del "runrun" que se oye entre las bases de desacuerdo con la posibilidad de alcanzar acuerdos de gobierno con otros partidos. Al margen de que es difícil establecer la representantividad de la crítica, o de la opinión no coincidente, es significativo que se pida ya la toma decisiones en asambleas abiertas como se propugnaba. Terrassa en Comú es una plataforma muy plural formada por diferentes formaciones y genera cierta que opinan de manera diversa y no todos sus miembros, a título individual y en algunos casos colectivo están por formar bloque con Esquerra Republicana y abogan abiertamente por un mandato en la oposición realizando una labor de rigurosa fiscalización de un gobierno que será débil y que tendrá la obligación de dialogar para alcanzar acuerdos de consenso.
En CiU, la reunión de la ejecutiva ha marcado el camino del partido después de unos días de desorientación, desconcierto y propuestas sorprendentes. Con tres concejales, el partido que ahora lidera Miquel Sàmper no se puede permitir grandes osadías por lo que es mejor replegarse a posiciones de resguardo, ver cómo se desarrollan los acontecimientos y tomar la decisión en el último momento. Ahora hay que marcar perfil independentista como aviso a navegantes y esperar pacientemente.
Esquerra Republicana está jugando bien su cartas. Está llevando la voz cantante y de alguna manera dirigiendo ya la oposición a pesar de tener tan sólo cuatro concejales. Issac Albert sabe de la extrema dificultad de formar gobierno, tiene muy claro que empezará el mandato en la oposición. Ello no quiere decir que haya renunciado del todo a entrar en un gobierno e incluso a dirigirlo si la alineación de formaciones se convierte en propicia. No iba mal, pero el "runrun" se lo va a hacer imposible.