En política tan importante es el fondo como la forma y en ocasiones mucho más. Los gestos adquieren gran relevancia, porque a veces, las pequeñas cosas son las que se quedan en la retina de las personas. Dentro de quince años, recordaremos pocos detalles de las elecciones municipales de 2015; probablemente que vino Pablo Iglesias (si su futuro político mantiene la pujanza que ahora se le prevé) y la foto del candidato Miquel Sàmper hundido en una mesa de despacho al conocer los resultados de CiU, cuya candidatura lidera en Terrassa.
Por tanto, los gestos tienen un trascendencia y contribuyen a generar una imagen que fortalece o debilita la posición de los políticos y las formaciones a las que representan. Terrassa en Comú es una plataforma de nuevo cuño, pero no por ello podemos caer en el error de pensar que está formada por gente inexperta. El primer gesto después de sus excelentes resultados del pasado domingo, cuando se convirtieron con seis concejales en la segunda fuerza política de la ciudad, es un intento de muscular todavía más si cabe esa imagen. Si Ballart se postula como alcalde con la lista más votada y la solidez que en el panorama que han dibujado las elecciones en Terrassa El planteamiento de TeC es claro: adelanta una alianza con Esquerra Republicana y postula como candidato a su cabeza de lista, Xavier Matilla con el argumento de que se trata de una oferta de izquierdas apoyada por diez concejales, más sólida que la de Ballart, que dispone sólo de nueve.
Xavier Matilla sólo tendría, inicialmente, diez votos en el pleno de constitución del Ayuntamiento, contra los nueve de Ballart. La diferencia es que Matilla necesita cuatro votos más y si no los consigue Ballart sería alcalde en la segunda votación. El valor del posicionamiento va más allá de fortalecer su imagen puesto que traspasa al resto de partidos presentes en el pleno la responsabilidad de mantener cuatro años más un alcalde socialista y serían ya cuarenta. Todos los partidos han abogado por el cambio y TeC pone al alcance de todos ese cambio por un gobierno de izquierdas y en minoría, lo que garantiza el diálogo y obliga al consenso. Pero a cambio de qué. ¿La asamblea de la CUP exigirá algo? ¿CiU apoyará a cambio de nada a un alcalde de la plataforma de izquierda que ha dinamitado la alcaldía de Barcelona? ¿Y si Sàmper exige que el alcalde sea Isaac Albert en vez de Xavier Matilla, o él mismo? Ballart, a verlas venir y moverá ficha, si lo necesita, en el último momento.