Inmersos ya en la absurda jornada de reflexión que antecede al gran día y si tenemos que definir la campaña electoral en Terrassa, podríamos decir que ha sido tensa e intensa. Tensa, básicamente por la incertidumbre, porque en lo formal no se han excedido los límites de la cortesía a pesar de que parece ser que ha habido sus más y sus menos en los últimos días, especialmente entre PSC y CiU. Pero en lineas generales se ha tratado de una campaña de divulgación del programa con mucha calle, con innumerables ruedas de prensa y sobre todo, con debates. Esta ha sido la campaña en la que más encuentros entre candidatos se han llevado a cabo desde las primeras elecciones democráticas de 1979. Y ha habido hasta escraches silenciosos.
En los últimos comicios se convocaba, como debate central, el que organizan Canal Terrassa y Diari de Terrassa y algún que otro de forma aislada. En esta ocasión se ha celebrado debates sectoriales de todo tipo que han venido a enriquecer la contraposición de ideas y sobre todo la posibilidad de conocer a los candidatos, el gran problema de algunos de ellos por el escaso margen que han tenido para presentarse, no sólo en el plano de las ideas, sino también en lo personal. En este sentido, los que partían con mayor desventaja han sido Miquel Sàmper, candidato desde noviembre; Xavier Matilla, elegido hace escasamente un par de meses, y Maria Sirvent, candidata de la CUP, en una situación similar. Isaac Albert ha debido recuperar parte del terreno perdido durante los cuatro años que su partido, ERC, ha estado fuera del Ayuntamiento y Javier González, con una campaña de perfil bajo, lo ha fiado casi todo a las buenas perspectivas que a su partido le dan las encuestas a nivel general. Jordi Ballart no necesitaba demasiada presentación después de un encomiable esfuerzo de más de dos años y Gabriel Turmo ha dado a su campaña una mayor intensidad que otros años, consiguiendo traer incluso a un ministro en su acto central.
En todo caso, puede decirse que al margen de matices la campaña ha sido rica y los candidatos han hablado de Terrassa. Con mayor o menor fortuna, pero el debate político ha girado en torno a la ciudad y eso es de agradecer cuando hubiese sido fácil dejarse llevar por la inercia grosera de la campaña electoral de otros lugares. En Terrassa no estamos acostumbrados, todavía, a perder el referente de la controversia política que no es otro que la ciudad.