Las afectaciones del tejido de la piel resultan habituales entre los pacientes que por dolencias varias deben pasar semanas, o incluso meses, en cama. Es frecuente que el mismo contacto con las sábanas o el colchón provoque que aparezcan daños cutáneos en estos enfermos. En otras ocasiones, el sudor o los problemas de incontinencia son los que causan maceración en el órgano más externo del cuerpo.
Saber diferenciar entre las heridas ocasionadas en la epidermis por un problema de presión, o bien de humedad, es básico para adoptar el tratamiento adecuado a fin de sanar el daño. Éste es el objetivo que se marcó el trabajo “Diagnóstico diferencial en la clasificación de las úlceras por presión y lesiones por humedad mediante el uso de fotografías”, que resultó hace unos días la investigación ganadora en la vigésimo primera edición del Premi d’Infermeria Mútua Terrassa, que el centro sanitario organizó bajo el lema “Parlem de valors, parlem de persones”.
El estudio lleva la firma de las enfermeras Josefa Valls, Mercedes del Cotillo, Maria Pujol, Rosa Ribal i Imma Sandalines, de Mútua Terrassa. “Determinar si los problemas en la piel se dan por presión o humedad marca los tratamientos a seguir, ya que en ambos casos son distintos”, comenta Josefina Valls, enfermera de la unidad de cuidados intensivos de Mútua. “Si las heridas ocurren por un problema de presión podemos hidratar el tejido cutáneo y adoptar cambios posturales. En el caso de que la úlcera se produzca por humedad existe la opción de aplicar productos que ejerzan de barrera en el paciente. Es el caso de las cremas con óxido de zinc”, añade.
Valls explica que el hecho de que el personal de enfermería sea capaz de diferenciar a través de imágenes entre las úlceras por presión o las lesiones por humedad también ayudará a tomar medidas preventivas diferenciadas para cada uno de los casos.
El segundo trabajo galardonado en los premios de Mútua lleva por título “Análisis de las medidas de prevención de errores en la medicación por vía epidural o con morfina intravenosa con sistemas de infusión electrónicos”, que han desarrollado las enfermeras Neus Pàrraga, Genoveva Abril, Lola Félez, Dita Navarro, Ana Parra, así como Juan Manuel Fernández.
El propósito del estudio es que los pacientes que han pasado por una operación, y que pueden sufrir dolores – de nivel moderado o intenso- debido a la cirugía reciban la medicación adecuada a través de la mejor de las vías.
“La investigación nos ha servido para saber si en las unidades de reanimación del hospital llevamos a cabo, de una manera precisa, la prescripción y el suministro de medicamentos analgésicos destinados a controlar el dolor posquirúrgico. Es decir, tal como establecen las guías de práctica clínica”, explica Neus Pàrraga, enfermera de la unidad del dolor en Mútua.
El documento se centra en estudiar qué medidas de prevención deben tener en cuenta los profesionales de la enfermería al suministrar morfina por vena o por vía epidural (esto es, mediante un catéter colocado en la zona de la espalda).
“El objetivo final es crear barreras para evitar hipotéticos errores que puedan darse e impedir así que esos eventuales fallos lleguen al paciente”, dice Pàrraga, que espera que las mejoras que se extraigan del trabajo se apliquen pronto en el día a día del hospital.
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