En 2012 tomó el relevo en la alcaldía de Pere Navarro y, tres años después, se enfrenta a sus primeras elecciones como candidato. Consciente de la herencia de 36 años de gobierno socialista, Jordi Ballart apela a su juventud como aval para un proyecto de cambio que pasa por la revisión del plan de ordenación y un drástico relevo en la administración pública.
¿Tres décadas socialistas son una losa para su candidatura?
Pero si hace treinta años yo no había ni nacido, a diferencia de la mayoría de candidatos. Pienso que es justo poner en valor la transformación que ha experimentado Terrassa y decir que responde a un proyecto de ciudad, a un modelo de gobierno y a un partido que ha sabido adaptarse a los cambios.
Siendo el candidato más joven, ¿teme que la brecha generacional, los nuevos electores, decanten el voto hacia los nuevos partidos?
Creo que influirá más la abstención. Ese más del 50% de personas que antes no votaban en las municipales y que no sabemos qué comportamiento tendrán el domingo. Entre ellas hay jóvenes, pero también ciudadanos que lo están pasando muy mal, no olvidemos que tenemos 21 mil parados.
¿Y qué propone el PSC para aumentar el empleo en la ciudad?
Ésa es la prioridad número uno, pe-ro no podemos engañar a la gente. El Ayuntamiento tiene recursos limitados y la ley de reforma local nos dice que no es competencia nuestra. Dicho esto, toca poner las cosas fáciles a las empresas.
¿Cómo?
Hemos abierto una oficina de atención a la empresa y al emprendedor que centraliza los trámites y permite que en pocos días se pueda abrir un negocio. Además, Terrassa es una ciudad universitaria, con centros tecnológicos, bien comunicada… Hay que acabar de potenciar polos de desarrollo económico co-mo el Parc Científic i Tecnològic, en la franja norte, y queremos impulsar un parque logístico en la antigua Mancomunitat. El puerto de Barcelona está congestionado y este nuevo espacio de mercancías puede jugar un papel clave y crear empleo.
Las empresas piden suelo industrial y grandes naves.
En ese ámbito debo hacer autocrítica, porque durante los últimos años se ha dejado que los polígonos tiren solos y debería haber una mayor intervención pública. Eso quiere decir fomentar el asociacionismo entre las empresas, como hemos conseguido en Els Bellots I, y aplicar bonificaciones fiscales. En 2015 ya damos un primer paso con el 50 por ciento en el IBI de las nuevas actividades y el próximo mandado vamos a seguir esta política.
El Ayuntamiento es cotitular del polígono de Can Guitart. ¿Va a reactivarlo?
Lo primero es revisar el Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM) y flexibilizar las condiciones urbanísticas para que se reduzcan los costes. Además, en esa revisión del POUM habrá que desvincular grandes proyectos de ciudad, como las rieras, de los nuevos sectores de crecimiento, que con la crisis deberán esperar. Las rieras, sin embargo, son un gran reto urbanístico de ciudad.
¿Y cómo se financiarán?
Con dinero municipal y habrá que ir a buscar ayudas a Europa, a la Generalitat, habrá que buscarse la vida. Con fondos privados difícilmente podremos contar a corto plazo.
También ha propuesto modificar el uso de algunos equipamientos. ¿Y si los vecinos se oponen?
No vamos a crecer, así que hay que revisar toda la ciudad y optimizar lo que tenemos. Un casal de barrio infrautilizado puede convertirse en una guardería o un equipamiento para la tercera edad. Pensamos en instalar, por ejemplo, actividad comercial en edificios industriales. Y que edificios singulares como la Masia Freixa, la Masia de Ca n’Anglada, la Casa Baumann o el Centre de Desinfecció puedan generar actividad económica. No vamos a imponer nada, pero las prioridades hoy son la sanidad, la educación, los servicios sociales y la atención a las personas mayores, y estos criterios deben pasar por delante.
Ha sido un final de mandato marcado por grandes polémicas como la suspensión del concurso del bus y la fallida subvención por los daños del vendaval. ¿Cree que le pasarán factura?
Sólo hay que mirar el Plan de Mandato para ver que hemos sido el Ayuntamiento más valiente, por ejemplo, a la hora de imponer sanciones a los bancos. Sí, se han cometido errores en algunos temas, pero no sería justo que empañaran cuatro años de trabajo. En el tema del bus ya he dicho que menospreciamos el poder de las grandes multinacionales del transporte. Podíamos haber aparcado el tema y dejárselo al nuevo gobierno, pero hemos tenido la valentía de adoptar la suspensión a las puertas de una campaña electoral.
¿Y cuánto le costará este error a la ciudad?
Nada, porque pagamos lo mismo que el año pasado, o incluso menos, porque estamos negociando con Avanza la posibilidad de una rebaja.
Esta semana ha revelado que recibió amenazas de la banca por las multas a los pisos vacíos.
En 2013 recibimos llamadas anónimas a alcaldía amenazando con denuncias por prevaricación contra el alcalde y contra los técnicos que firmaron las resoluciones. También hubo presiones en reuniones con las entidades financieras. Incluso amenazas de muerte a nivel particular. Una extorsión en toda regla.
¿Mantiene la vía de las sanciones como eficaz?
Llegamos aquí porque los bancos no dialogaban. Encontramos esa rendija en la Ley de la Vivienda y después se han sumado 900 ayuntamientos. Hemos conseguido que 189 pisos pasen a la bolsa de alquiler social aunque, insisto, la vía principal debe seguir siendo el diálogo. También estamos abiertos a rehabilitar los pisos más deteriorados mediante planes de ocupación. Ofrecemos ayuda a la banca para que incorpore esos pisos a la bolsa del alquiler social creando empleo.
En campaña ha anunciado que renovará la estructura municipal e impulsará un relevo generacional. ¡A ver si no le van a votar sus propios empleados!
Me consta que hay jefes de servicio que están reuniendo a trabajadores amenazando que no me voten porque irán a la calle. He propuesto una reforma integral de la administración, mediante un proceso participativo en el que actuarán todos los empleados municipales. Porque detecto gente muy válida en el Ayuntamiento y tapones directivos que no dejan que progresen. Oigo muchas frases en campaña, pero hay que tener arrojo para afrontar un proceso así y yo voy a hacerlo. El lema de mi campaña, "Valentía", no es sólo un eslogan. Quien más ha criticado mi lista es la costra del Ayuntamiento y la candidatura, en la que no han repetido la mayoría de concejales, es un mensaje claro de lo que vendrá después.
Sobre el modelo de gestión del agua también quiere dejar la decisión en manos de la ciudadanía, pero ¿cuál es su posición?
No esconder un solo dato y consultar a los terrassenses. Personalmente apuesto por la municipalización o por una empresa mixta, descarto una concesión como la actual. De todos modos nos falta información, porque si las tarifas se disparan un 40 por ciento seré el primero en decir que no. Además, vamos a incorporar a los ciudadanos a los órganos de decisión de las concesiones.
¿La revisión del modelo vale también para el bus? ¿Podría volver a municipalizarse?
Sí. A partir de la experiencia con el concurso y los dos dinosaurios a los que nos enfrentamos, estamos valorando la posibilidad de una empresa pública cien por cien del transporte público.
Son decisiones que tomará un pleno más fragmentado. ERC y Terrassa en Comú propugnan el cambio, así que sólo le queda la posibilidad de pactar con CiU.
Puedo pactar con todos menos con el PP y Ciutadans. Una cosa es la campaña electoral y otra las conversaciones privadas. De todos modos, si suman con CiU, será muy fuerte que la izquierda alternativa le abra la puerta a la derecha en Terrassa. No entiendo un pacto antinatura entre TeC y CiU si no es sólo por el poder. De todos modos, yo no descartaría un gobierno en minoría.
Ha dicho que si pierde las elecciones se va. ¿Dónde?
Tengo mi trabajo en el Consorci de la Zona Franca y proyectos de vida, como montar un restaurante. Me gusta la cocina y me gusta la gente, así es que antes de los 40 montaré mi propio negocio. No quiero vivir toda la vida de la política, de manera que si pierdo me voy, y si gano no estaré muchos años. Un mandato más y otro, ya veríamos.